Críticas en París a Angora y boicot comercial turco

Ségolène Royal, precandidata socialista a la presidencia, condiciona el ingreso de Turquía a la Unión Europea. Mientras siguen los problemas con el viaje papal a Constantinopla, Angora replica con un boicot a productos franceses.

12 octubre, 2006

Royal es favorita para el cargo e incluye en el programa de gobierno otro obstáculo a la entrada turca en la UE: que Angora reconozca los genocidios de armenios y kurdos durante parte del siglo XX. También presentó en el parlamento un proyecto de ley para penar la negación pública de esas masacres.

De inmediato, el gobierno turco replicó con un boicot general sobre importaciones de Francia, medida que ha provocado protestas por parte de la Comisión Europea. En otras palabras, el “problema turco” ingresó a la campaña electoral francesa.

Pero hay otras implicancias. Una es que Alemania, cuya minoría turca –buena parte de tercera generación local- es más influyente que la armenia en Francia, se ha ofrecido a mediar. También Estados Unidos está preocupado, pues Angora es un aliado estratégico.

Este lío coincide con la inminente visita a Turquía de Benito XVI. En tanto el papa todavía afronta las consecuencias de una cita poco simpática a los musulmanes (el diálogo apócrifo entre el emperador Manuel II y un improbable teólogo persa), las relaciones francesas con el mundo islámico son bastante buenas. Ademán, diplomáticos turcos objetan que el Vaticano siga llamándole “Constantinopla” a Estambul.

Royal es favorita para el cargo e incluye en el programa de gobierno otro obstáculo a la entrada turca en la UE: que Angora reconozca los genocidios de armenios y kurdos durante parte del siglo XX. También presentó en el parlamento un proyecto de ley para penar la negación pública de esas masacres.

De inmediato, el gobierno turco replicó con un boicot general sobre importaciones de Francia, medida que ha provocado protestas por parte de la Comisión Europea. En otras palabras, el “problema turco” ingresó a la campaña electoral francesa.

Pero hay otras implicancias. Una es que Alemania, cuya minoría turca –buena parte de tercera generación local- es más influyente que la armenia en Francia, se ha ofrecido a mediar. También Estados Unidos está preocupado, pues Angora es un aliado estratégico.

Este lío coincide con la inminente visita a Turquía de Benito XVI. En tanto el papa todavía afronta las consecuencias de una cita poco simpática a los musulmanes (el diálogo apócrifo entre el emperador Manuel II y un improbable teólogo persa), las relaciones francesas con el mundo islámico son bastante buenas. Ademán, diplomáticos turcos objetan que el Vaticano siga llamándole “Constantinopla” a Estambul.

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