sábado, 28 de diciembre de 2024

Cristina Kirchner define con Lula la expansión de negocios de Petrobrás en el país

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Las inversiones de Petrobrás en Argentina y la compra de Esso dominaron la agenda informal en esta etapa de renovada relación bilateral que busca concretar la presidenta electa Cristina Kirchner con su par brasileño Lula.

Aunque el discurso retórico de la futura mandataria se dirigió a
exaltar la integración regional a través del Mercosur y el marco
que ambos socios más poderosos deben acordar entre sí, el interés
por la energía predominó en la ronda de encuentros que se inició
con la visita de Cristina a Brasilia cuando era candidata, siguió en un
aparte en Chile, en oportunidad de la cumbre iberoamericana, y se completó
con el traslado del lunes a Brasil con parte del gabinete designado a partir del
10 de diciembre.

El aumento de las retenciones al petróleo anunciado la semana pasada
por el ministro de Economía saliente, Miguel Peirano, junto con el de
Planificación Federal, Julio de Vido, alteró el escenario energético
en el que se venía conversando, sobre todo, con Lula.

Es que aunque en parte toca la operación de Petrobrás en la Argentina,
al encarecerle el impuesto por las naftas que exporte, fundamentalmente, podría
afectar el precio de las acciones de la refinería de Esso y las 500 estaciones
de servicio que conforman su participación en la Argentina.

Asimismo, provoca perjuicios a firmas que ya arrastran una relación
conflictiva con el gobierno argentino, como Shell, que podría decidir
a su casa matriz a ponerla también en venta.

Sobre este aspecto, es sugestivo el reclamo efectuado por Petrolifera Petroleum
de Canadá a través de Reuters por la baja desde 2,36 dólares
canadienses, a 10,60 dólares canadienses en las últimas operaciones
en la Bolsa de Toronto, como consecuencia de las medidas fiscales adoptadas
por Argentina, que afectaron su negocio en Río Negro.

En consecuencia, la empresa dijo, a través de un comunicado difundido
por varias agencias de noticias, que está reconsiderando su plan de inversión
en la Argentina constituido por un capital de 76 millones de dólares
canadienses (o su equivalente en US$ 77,6 millones) pensado para el año
próximo, luego de que el gobierno “introdujo un aumento en el impuesto
a las exportaciones de petróleo crudo y productos refinados”.

Por lo tanto se encuentra en plena evaluación del impacto total del cambio
tributario y ya amenaza con retrasar proyectos o incluso abandonar el país.

Expansión brasileña

Por lo que se sabe hasta ahora, Petrobrás tendría casi acordada
la compra del paquete de la Exxon Mobil dentro de la Argentina, como ya concretó
con el que la compañía norteamericana posee en Chile.

Pero como la incorporación de la red a la que tiene actualmente, asentada
en la adquisición de Pecom, excede los márgenes autorizados para
no violar la ley de defensa de la competencia que rigen en el país, sólo
podría zanjarse con una dispensa oficial, cobra cuerpo la versión
de que el Estado Nacional negocia una asociación entre Petrobrás
y Enarsa para quedarse con la red de Esso.

El holding petrolero estatal fundado durante la gestión de Néstor
Kirchner podría, a su vez, abrir la participación hacia una empresa
privada nacional, como Pampa (presidida por Marcelo Mindlin), con lo cual sólo
restaría el cierre de la compra del 25 % de YPF por parte del grupo Petersen
que lidera Enrique Eskenazi.

Lo cierto por el momento es que la Exxon quiere desprenderse de sus posesiones
de este lado del continente, y la Argentina asoma como prioritaria en ese sentido,
sobre todo luego del aumento en las retenciones que afecta aún más
la rentabilidad de las empresas del sector.

El diferendo que había entre los ejecutivos de Petrobrás en el
país y el ministro Julio de Vido se centraba en la disconformidad de
éste ante las intenciones de inversión manifestadas por los brasileños.

Del plan global de inversiones que Petrobrás anunció meses atrás
hasta 2012, a la Argentina destina US$ 2.800 millones, sobre un total de US$
15.000 millones de dólares que distribuirá en todo el mundo.

Sin embargo, el anuncio del descubrimiento del rico yacimiento petrolero en
la cuenca marítima de Santos cambió de golpe el mapa del poder
energético en la región.

Se atribuye al presidente argentino, Néstor Kirchner, haberse entusiasmado
ante la posibilidad de que “esa veta (hidrocarburífera) pueda llegar
a Argentina”. Sin ir más lejos, reavivó la esperanza de hallazgos
a la altura de la costa marplatense por parte de Petrobrás.

Del enorme yacimiento petrolero y de gas natural frente a las costas brasileñas
saldrían hasta 8.000 millones de barriles, lo que situaría a Brasil
como potencial nuevo integrante de la OPEP.

Se trata del mayor descubrimiento en los últimos 30 años según
datos de la propia compañía, lo cual permitiría aumentar
62% las reservas probadas de hidrocarburos de Brasil. Esto, si se considera
que las reservas probadas totales de petróleo y gas de Petrobras en ese
país llegaron el año pasado de 10.573 millones de barriles equivalentes,
de los cuales 9.000 millones eran de crudo.

Según estimaciones de la petrolera británica BP, el total de
Tupi casi alcanza los 8.500 millones de barriles de reservas probadas de crudo
de Noruega. Más aún, José Gabrielli, director ejecutivo
de Petrobrás, aseguró que las potenciales nuevas reservas podrían
impulsar a Brasil del lugar 17 al 11 a nivel mundial, detrás de USA y
superando a Canadá.

Si bien el anuncio del descubrimiento podría asegurarle un amplio margen
de independencia energética a Brasil, la extracción no está
prevista para antes de cinco años, y sus costos serán muy elevados.
Por eso el presidente Lula se apresuró a aclarar que las políticas
sobre biocombustibles no se verán afectadas por el descubrimiento de
estas nuevas riquezas.

Petrobrás está invirtiendo fuertemente en las áreas de
producción y refinamiento de combustibles para incrementar su presencia
en la región.
De ahí que la empresa brasileña haya concretado ya la compra de
la operación de Esso en Chile en cerca de US$ 900 millones y esté
a un paso de hacerlo en la Argentina, Uruguay y en su propio país.

Además, viene de concretar hace pocos días la compra de una refinería
de Esso en el continente asiático: la japonesa Nansei Sekiyu, que refina
100 mil barriles por día. Con la adquisición de 87,5% de esa planta,
Petrobrás puso el primer pie en el prometedor mercado energético
de Asia.

La misión pacificadora de Cristina Kirchner por Brasil y luego Paraguay
apunta a aventar dudas que sembró entre los vecinos del Mercosur el nombramiento
del nuevo gabinete, sobre todo por la presencia de Julio de Vido, quien es cuestionado
por los paraguayos a raíz del preacuerdo por Yacyretá que pretendió
imponerles, cuanto por la discriminación que hiciera en perjuicio de
Petrobrás.

Impacto en YPF

Repsol YPF no exporta crudo desde Argentina, y en lo que va de año ha
vendido al exterior combustible refinado localmente (naftas) por importe de
unos 1.050 millones de dólares, por lo que el impacto que recibirá
del incremento de las retenciones de 45 a 60 % de los embarques para exportación
será mínimo.

En las ventas externas de gasolinas y otros, las retenciones pasarán
de 5% actual a un mínimo de 34%.

Se había atribuido en los mentideros este aumento fiscal al petróleo
a una supuesta intención de Kirchner de favorecer al empresario Enrique
Eskenazi, en la compra de 25% de YPF a Repsol.

Se aducía que el alza de las retenciones al petróleo y sus derivados
recorta los ingresos del negocio y, en consecuencia, reduce su valuación,
lo cual, en definitiva, podría traducirse en una pérdida de valor
de ese 25% en danza, estimado en US$ 3.500 millones. Algo parecido al efecto
que tendría la medida sobre la cotización de Esso en el país.

Esta nueva subida de las retenciones podría significar un aumento de
los ingresos del fisco en torno de los 4.000 millones de pesos, con lo cual
el precio local de referencia y el de exportación se equiparan, y perderá
sentido para Repsol YPF continuar vendiendo sus naftas en otros mercados que
no sea el argentino, lo que se traducirá en un recorte de sus ingresos.

Pero en la mesa de negociaciones los jugadores salieron al cruce de eventuales
regateos. El Citigroup lanzó una tasación de YPF que sitúa
el valor de 45% de la sociedad entre 6.780 y 8.287 millones de euros, y “sobre
esa horquilla se está negociando con Eskenazi”, según aseguraron
fuentes de la petrolera española.

La incidencia que podría tener la suba de las retenciones en el negocio
que involucra a las acciones de YPF, Esso, la canadiense Petrolífera
Petrolium, u otras a las que se forzara a vender, como en un momento se pensó
en la Shell, podría dañar aún más el ánimo
inversor dentro de un sector muy manipulado por la acción oficial, salvo
que los empresarios nacionales (como Eskenazi o Mindlin) o un socio privilegiado
como Petrobrás supieran que las regulaciones protegerán sus intereses
y tornarán rentable la inversión a largo plazo.

El mandato que inicia Cristina a continuación del de su esposo da un
horizonte amplio de estabilidad en el poder, ya que la alternancia y hasta la
posibilidad de una reelección (sin mencionar la inexistencia de un foco
opositor cierto) ofrece un ciclo completo a la vista para las inversiones en
áreas de lento retorno, pero fuerte rentabilidad frente a una eventual
normalización del negocio.

Aunque el discurso retórico de la futura mandataria se dirigió a
exaltar la integración regional a través del Mercosur y el marco
que ambos socios más poderosos deben acordar entre sí, el interés
por la energía predominó en la ronda de encuentros que se inició
con la visita de Cristina a Brasilia cuando era candidata, siguió en un
aparte en Chile, en oportunidad de la cumbre iberoamericana, y se completó
con el traslado del lunes a Brasil con parte del gabinete designado a partir del
10 de diciembre.

El aumento de las retenciones al petróleo anunciado la semana pasada
por el ministro de Economía saliente, Miguel Peirano, junto con el de
Planificación Federal, Julio de Vido, alteró el escenario energético
en el que se venía conversando, sobre todo, con Lula.

Es que aunque en parte toca la operación de Petrobrás en la Argentina,
al encarecerle el impuesto por las naftas que exporte, fundamentalmente, podría
afectar el precio de las acciones de la refinería de Esso y las 500 estaciones
de servicio que conforman su participación en la Argentina.

Asimismo, provoca perjuicios a firmas que ya arrastran una relación
conflictiva con el gobierno argentino, como Shell, que podría decidir
a su casa matriz a ponerla también en venta.

Sobre este aspecto, es sugestivo el reclamo efectuado por Petrolifera Petroleum
de Canadá a través de Reuters por la baja desde 2,36 dólares
canadienses, a 10,60 dólares canadienses en las últimas operaciones
en la Bolsa de Toronto, como consecuencia de las medidas fiscales adoptadas
por Argentina, que afectaron su negocio en Río Negro.

En consecuencia, la empresa dijo, a través de un comunicado difundido
por varias agencias de noticias, que está reconsiderando su plan de inversión
en la Argentina constituido por un capital de 76 millones de dólares
canadienses (o su equivalente en US$ 77,6 millones) pensado para el año
próximo, luego de que el gobierno “introdujo un aumento en el impuesto
a las exportaciones de petróleo crudo y productos refinados”.

Por lo tanto se encuentra en plena evaluación del impacto total del cambio
tributario y ya amenaza con retrasar proyectos o incluso abandonar el país.

Expansión brasileña

Por lo que se sabe hasta ahora, Petrobrás tendría casi acordada
la compra del paquete de la Exxon Mobil dentro de la Argentina, como ya concretó
con el que la compañía norteamericana posee en Chile.

Pero como la incorporación de la red a la que tiene actualmente, asentada
en la adquisición de Pecom, excede los márgenes autorizados para
no violar la ley de defensa de la competencia que rigen en el país, sólo
podría zanjarse con una dispensa oficial, cobra cuerpo la versión
de que el Estado Nacional negocia una asociación entre Petrobrás
y Enarsa para quedarse con la red de Esso.

El holding petrolero estatal fundado durante la gestión de Néstor
Kirchner podría, a su vez, abrir la participación hacia una empresa
privada nacional, como Pampa (presidida por Marcelo Mindlin), con lo cual sólo
restaría el cierre de la compra del 25 % de YPF por parte del grupo Petersen
que lidera Enrique Eskenazi.

Lo cierto por el momento es que la Exxon quiere desprenderse de sus posesiones
de este lado del continente, y la Argentina asoma como prioritaria en ese sentido,
sobre todo luego del aumento en las retenciones que afecta aún más
la rentabilidad de las empresas del sector.

El diferendo que había entre los ejecutivos de Petrobrás en el
país y el ministro Julio de Vido se centraba en la disconformidad de
éste ante las intenciones de inversión manifestadas por los brasileños.

Del plan global de inversiones que Petrobrás anunció meses atrás
hasta 2012, a la Argentina destina US$ 2.800 millones, sobre un total de US$
15.000 millones de dólares que distribuirá en todo el mundo.

Sin embargo, el anuncio del descubrimiento del rico yacimiento petrolero en
la cuenca marítima de Santos cambió de golpe el mapa del poder
energético en la región.

Se atribuye al presidente argentino, Néstor Kirchner, haberse entusiasmado
ante la posibilidad de que “esa veta (hidrocarburífera) pueda llegar
a Argentina”. Sin ir más lejos, reavivó la esperanza de hallazgos
a la altura de la costa marplatense por parte de Petrobrás.

Del enorme yacimiento petrolero y de gas natural frente a las costas brasileñas
saldrían hasta 8.000 millones de barriles, lo que situaría a Brasil
como potencial nuevo integrante de la OPEP.

Se trata del mayor descubrimiento en los últimos 30 años según
datos de la propia compañía, lo cual permitiría aumentar
62% las reservas probadas de hidrocarburos de Brasil. Esto, si se considera
que las reservas probadas totales de petróleo y gas de Petrobras en ese
país llegaron el año pasado de 10.573 millones de barriles equivalentes,
de los cuales 9.000 millones eran de crudo.

Según estimaciones de la petrolera británica BP, el total de
Tupi casi alcanza los 8.500 millones de barriles de reservas probadas de crudo
de Noruega. Más aún, José Gabrielli, director ejecutivo
de Petrobrás, aseguró que las potenciales nuevas reservas podrían
impulsar a Brasil del lugar 17 al 11 a nivel mundial, detrás de USA y
superando a Canadá.

Si bien el anuncio del descubrimiento podría asegurarle un amplio margen
de independencia energética a Brasil, la extracción no está
prevista para antes de cinco años, y sus costos serán muy elevados.
Por eso el presidente Lula se apresuró a aclarar que las políticas
sobre biocombustibles no se verán afectadas por el descubrimiento de
estas nuevas riquezas.

Petrobrás está invirtiendo fuertemente en las áreas de
producción y refinamiento de combustibles para incrementar su presencia
en la región.
De ahí que la empresa brasileña haya concretado ya la compra de
la operación de Esso en Chile en cerca de US$ 900 millones y esté
a un paso de hacerlo en la Argentina, Uruguay y en su propio país.

Además, viene de concretar hace pocos días la compra de una refinería
de Esso en el continente asiático: la japonesa Nansei Sekiyu, que refina
100 mil barriles por día. Con la adquisición de 87,5% de esa planta,
Petrobrás puso el primer pie en el prometedor mercado energético
de Asia.

La misión pacificadora de Cristina Kirchner por Brasil y luego Paraguay
apunta a aventar dudas que sembró entre los vecinos del Mercosur el nombramiento
del nuevo gabinete, sobre todo por la presencia de Julio de Vido, quien es cuestionado
por los paraguayos a raíz del preacuerdo por Yacyretá que pretendió
imponerles, cuanto por la discriminación que hiciera en perjuicio de
Petrobrás.

Impacto en YPF

Repsol YPF no exporta crudo desde Argentina, y en lo que va de año ha
vendido al exterior combustible refinado localmente (naftas) por importe de
unos 1.050 millones de dólares, por lo que el impacto que recibirá
del incremento de las retenciones de 45 a 60 % de los embarques para exportación
será mínimo.

En las ventas externas de gasolinas y otros, las retenciones pasarán
de 5% actual a un mínimo de 34%.

Se había atribuido en los mentideros este aumento fiscal al petróleo
a una supuesta intención de Kirchner de favorecer al empresario Enrique
Eskenazi, en la compra de 25% de YPF a Repsol.

Se aducía que el alza de las retenciones al petróleo y sus derivados
recorta los ingresos del negocio y, en consecuencia, reduce su valuación,
lo cual, en definitiva, podría traducirse en una pérdida de valor
de ese 25% en danza, estimado en US$ 3.500 millones. Algo parecido al efecto
que tendría la medida sobre la cotización de Esso en el país.

Esta nueva subida de las retenciones podría significar un aumento de
los ingresos del fisco en torno de los 4.000 millones de pesos, con lo cual
el precio local de referencia y el de exportación se equiparan, y perderá
sentido para Repsol YPF continuar vendiendo sus naftas en otros mercados que
no sea el argentino, lo que se traducirá en un recorte de sus ingresos.

Pero en la mesa de negociaciones los jugadores salieron al cruce de eventuales
regateos. El Citigroup lanzó una tasación de YPF que sitúa
el valor de 45% de la sociedad entre 6.780 y 8.287 millones de euros, y “sobre
esa horquilla se está negociando con Eskenazi”, según aseguraron
fuentes de la petrolera española.

La incidencia que podría tener la suba de las retenciones en el negocio
que involucra a las acciones de YPF, Esso, la canadiense Petrolífera
Petrolium, u otras a las que se forzara a vender, como en un momento se pensó
en la Shell, podría dañar aún más el ánimo
inversor dentro de un sector muy manipulado por la acción oficial, salvo
que los empresarios nacionales (como Eskenazi o Mindlin) o un socio privilegiado
como Petrobrás supieran que las regulaciones protegerán sus intereses
y tornarán rentable la inversión a largo plazo.

El mandato que inicia Cristina a continuación del de su esposo da un
horizonte amplio de estabilidad en el poder, ya que la alternancia y hasta la
posibilidad de una reelección (sin mencionar la inexistencia de un foco
opositor cierto) ofrece un ciclo completo a la vista para las inversiones en
áreas de lento retorno, pero fuerte rentabilidad frente a una eventual
normalización del negocio.

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