Contradicciones chinas, vistas por Stephen Roach desde Hongkong

“Como en griego, “en mandarín crisis, weiji, significa riesgo y oportunidad”, apunta el director ejecutivo de Morgan Stanley en Asia oriental. A su criterio, el ascenso de China a potencia mundial refleja esa dicotomía, vista ya en la crisis de 1997/8.

3 septiembre, 2009

<p><br />
Pero, en la actualidad, Occidente sufre &ldquo;el peor descalabro financiero desde los a&ntilde;os 30. Nombres otrora emblem&aacute;ticos est&aacute;n por el suelo. Aunque empieza a ceder la recesi&oacute;n, las econom&iacute;as centrales afrontan una contracci&oacute;n colectiva no vista desde los a&ntilde;os 30&rdquo;. Adem&aacute;s, los sacudones burs&aacute;tiles de esta semana muestran otra cara de la moneda: Shanghai puede golpear a Nueva York, Londres, Fr&aacute;ncfort y San Pablo. <br />
<br />
Siguiendo en la econom&iacute;a internacional, en relaci&oacute;n con 3,7% anual medio de avance en cuarenta a&ntilde;os, un retroceso de 1,5% en el producto bruto mundial (PBM), como el previsto en 2009, &ldquo;es asombroso. En un volumen total de US$ 64 billones, esa ca&iacute;da presupone 3,2 billones. Nunca antes la econom&iacute;a del planeta hab&iacute;a afrontado una baja tan severa y abrupta&rdquo;.<br />
De ah&iacute; que, seg&uacute;n Roach, &ldquo;Beijing debe tomar plena conciencia del cimbronazo. S&oacute;lo as&iacute; entender&aacute; la amenaza recesiva a su modelo de crecimiento basado en la exportaci&oacute;n. Pero el gigante no capta el mensaje y se aferra a estrategias anacr&oacute;nicas, suponiendo que habr&aacute; una reacci&oacute;n de corte cl&aacute;sico en el perfil de la demanda exterior. Eso la coloca en mala posici&oacute;n ante un rasgo clave del escenario postcrisis: la prolongada ca&iacute;da de la demanda mundial, liderada por Estados Unidos&rdquo;. <br />
Mientras tanto, China reprocha a EE.UU. sus desbordes fiscales y una adicci&oacute;n al endeudamiento que podr&iacute;a reducir el valor de las inversiones chinas en letras de tesorer&iacute;a. De paso, impulsa una dr&aacute;stica reforma del sistema cambiario internacional. Pero, advierte el directivo de MS, &ldquo;si presiona demasiado en esa direcci&oacute;n, arriesga desencadenar una crisis del d&oacute;lar que ahondar&iacute;a los problemas presentes&rdquo;. <br />
<br />
Seg&uacute;n estad&iacute;sticas del Fondo Monetario Internacional y la Organizaci&oacute;n Mundial de Comercio, la porci&oacute;n china en el intercambio global se octuplic&oacute; desde el despegue de 1978. Eso dobla o triplica los avances de otras econom&iacute;as en el este y sur de Asia.<br />
<br />
Por otra parte, China elev&oacute; de 20 a 36%, entre 2001 y 2007, el peso del intercambio en su producto bruto interno. &ldquo;En calidad de m&aacute;ximo mercado emergente abierto &ndash;su comercio exterior lleg&oacute; a 65% del PBI-. No est&aacute; en condiciones de eludir algunos efectos de la crisis general&rdquo;.<br />
<br />
Hasta cierto punto, lo logr&oacute;. Tras una severa baja de exportaciones, el ritmo de aumento del PBI cedi&oacute; de 13% en 2007 a 6,8% anual en el cuarto trimestre de 2008. En 2009, la nueva &uacute;ltima proyecci&oacute;n rebota a 8,9% anual. El gobierno ya hab&iacute;a reaccionado, en noviembre, con una amplia gama de est&iacute;mulos por US$ 590.000 millones en el bienio 2009/10, dominado por proyectos de infraestructura.<br />
Como en 1997/8 o 2000/1, el gobierno &ldquo;no hace mucho para promover el gasto y el consumo internos, aspectos demorados en una econom&iacute;a que sigue creciendo. Si bien no hay nada de malo en las iniciativas de corte keinesiano, no son suficientes para estimular la demanda interna. &Eacute;sta se ha desmoronado a apenas 36% del PBI en 2007&rdquo;.<br />
En esencia, Beijing no juega solamente a sus est&iacute;mulos, sino tambi&eacute;n a acciones sim&eacute;tricas adoptadas en otras partes del mundo y ello subraya &ldquo;uno de los mayores peligros de su estrategia. Si &ndash;sospecha Roach, el p&uacute;blico norteamericano tarda en superar la contracci&oacute;n de gastos y consumo, China ver&aacute; frustrados sus objetivos&rdquo;.<br />
En ese marco, &ldquo;la proyecci&oacute;n geopol&iacute;tica de su macroestrategia orientada a exportaciones es particularmente parad&oacute;jica. La c&uacute;pula china destaca dos temas claves: la incipiente falta de confianza en las letras de tesorer&iacute;a y en el d&oacute;lar como divisa de reserva heg&eacute;monica&rdquo;. El primer ministro Wen Jiabao manifiesta inquietud por la seguridad financiera de China, que acumula unos US$ 700.000 millones s&oacute;lo en t&iacute;tulos norteamericanos. Al mismo tiempo, Zhou Xiaoch&uuml;an &ndash;presidente del banco central- se ha sumado al debate sobre reforma al sistema monetario mundial, que se reactiva en la pr&oacute;xima reuni&oacute;n del grupo de los 20 (25 de septiembre). <br />
Por supuesto, &ldquo;con el gobierno estadounidense anunciando d&eacute;ficit en billones, el veloz aumento de la deuda p&uacute;blica no puede ser tomado a la ligera por su m&aacute;ximo acreedor. Ergo, la posibilidad de ulteriores depreciaciones del d&oacute;lar no debe descartarse&rdquo;. Agosto termin&oacute; con el euro en US$ 1,44, pico del a&ntilde;o.<br />
Pero Beijing enfatiza esos problemas &ldquo;como si estuviese desconectada de sus propios desequilibrios, que definen un lado cr&iacute;tico de su paradoja manchuriana&rdquo;. El paralelo remite a la pel&iacute;cula &ldquo;El candidato manchuriano&rdquo;, pero hoy es China &ndash;no la URSS ni EE.UU.- quien no divisa el bosque a causa de los &aacute;rboles.<br />
Beijing sigue dependiendo bastante del crecimiento v&iacute;a exportaciones (los &aacute;rboles) y descuida el consumo interno (el bosque). Por tanto, &ldquo;repite lo de 1997/8 o 2000/1 y espera subirse a una pr&oacute;xima reactivaci&oacute;n de las econom&iacute;as occidentales. Su pol&iacute;tica cambiaria (flotaci&oacute;n administrada del y&uuml;an contra una canasta d&oacute;lar-euro-yen) es un componente clave. En efecto, ata el pa&iacute;s a pol&iacute;ticas que exigen reciclar sus enormes reservas internacionales en bonos y otros activos en d&oacute;lares. Esto cierra la paradoja y obliga a China a defender la estabilidad del d&oacute;lar&rdquo;.<br />
<br />
Por tanto, ser&iacute;a dif&iacute;cil para los propios Wen y Zhou actuar en funci&oacute;n de sus aparentes inquietudes. Transferir reservas fuera de activos en d&oacute;lares deteriorar&iacute;a, precisamente, la competividad de las exportaciones chinas justo cuando la econom&iacute;a padece de insuficiente demanda interna. Por consiguiente y sin perjuicio de las leg&iacute;timas preocupaciones del gobierno chino sobre su estrategia cambiaria, existen escasas opciones que contemplen el inter&eacute;s del pa&iacute;s. De ah&iacute; que Roach no tome muy serio las quejas sobre los t&iacute;tulos de tesorer&iacute;a o el papel omnipresente del d&oacute;lar en el mundo.<br />
<br />
Sin duda, las condiciones y pol&iacute;ticas de otros pa&iacute;ses pesan en Beijing. De esa manera, &ldquo;la tendencia estadounidense a presionar sobre China no debe menospreciarse. En el trienio 2005-7, m&aacute;s de 45 anteproyectos proteccionistas fueron presentador en el congreso, en un lapso de prosperidad y alta ocupaci&oacute;n. Ambas cosas han mutado en honda recesi&oacute;n y desempleo en alza. Por ende, el clima parlamentario se ha dado vuelta&rdquo;. Los ataques a China est&aacute;n a la orden del d&iacute;a, pese a un d&oacute;lar en baja que promueve exportaciones. <br />
En tiempos adversos, se sabe, los pol&iacute;ticos norteamericanos salen en pos de chivos emisarios. En el caso chino, los &ldquo;razonamientos&rdquo; en Washington pivotean en tres ideas: &ldquo;un alto d&eacute;ficit comercial destruye puestos laborales y deteriora el salario real, China es clave en los rojos norteamericanos y ese pa&iacute;s manipula su moneda como forma de estrategia hacia el exterior.<br />
<br />
Como se&ntilde;ala el propio Roach, &ldquo;son argumentos muy flojos. Primero, un pa&iacute;s que no ahorra lo suficiente &ndash;como EE.UU.- no tiene un problema bilateral con China, sino uno multilateral con docenas de pa&iacute;ses. Segundo, el y&uuml;an ha aumentado m&aacute;s de 20% ante el d&oacute;lar (en t&eacute;rminos real) desde que China abandon&oacute; el cambio fijo hace m&aacute;s de tres a&ntilde;os. Tercero, la inestabilidad laboral tambi&eacute;n refleja una cr&oacute;nica subinversi&oacute;n en capital humano y educaci&oacute;n (Barack Obama tambi&eacute;n lo cree). Por eso, en d&iacute;as de angustia, es m&aacute;s f&aacute;cil para los pol&iacute;ticos estadounidenses apuntar a China en vez de mirarse al espejo&rdquo;. <br />
&nbsp;</p>

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades