Continúa el crecimiento global, pero con riesgos

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Todas las regiones crecerán en 2017. El Asia emergente lidera con 6,5% anual.

Le siguen Europa Oriental (4,5%), Ãfrica Subsahariana y el Medio Oriente (2,6%), los países desarrollados (2,2%), los de la ex URSS (2,1%) y, en el fondo de la tabla, América latina y el Caribe, que crecerá 1,2%, apenas una décima por encima del aumento de la población.

Este pobre desempeño regional se explica sobre todo por Venezuela –que caerá 12% (sic) este año- y, dado su tamaño, también por Brasil, con su magro 0,7%. Sólo 12 de los 181 países reducirán su PIB en 2017 y apenas 4 en 2018 (Brunei, Nauru, Venezuela y Guinea Ecuatorial). A la Argentina el FMI la subió 0,3% desde principios de año, y tendrá que volver a hacerlo pronto porque es casi un hecho que el país crecerá más del 2,5%. También esta semana, el Banco Mundial estimó un crecimiento del PIB de la Argentina del 2,8% en 2017. Demás está decir que hay riesgos para el crecimiento sincronizado de la economía global. Así lo afirma el periódico informe del Ãrea de Economía del IAE Business School, a cargo de Eduardo Luis Fracchia.  

Las valuaciones de las compañías -medida por la relación precio/utilidades- se encuentran por encima de sus promedios históricos en muchos mercados. Los precios de los inmuebles han vuelto a crecer rápido pero, salvo excepciones, el mercado está lejos de los excesos del 2007 y 2008, en buena medida por la mejora de las políticas prudenciales en muchos países. No obstante, en otro orden, merece seguirse de cerca la reaparición de hipotecas securitizadas de calidad dudosa.

El último mes hubo una pequeña revancha para quienes en su momento pronosticaron que ella implicaría una gran valorización del dólar y caídas de las commodities y de los mercados emergentes. La moneda de EE.UU tuvo una pequeña apreciación y el riesgo de los países emergentes subió levemente.

Sin embargo, nada de lo ocurrido hasta ahora altera la tendencia opuesta que muestra que, contrariamente al modelo “canónico”, los once meses transcurridos desde la elección de Trump han sido favorables al euro, a los activos de los países emergentes y a las commodities. No hay razones a la vista para conjeturar que tal tendencia cambie. La Argentina no contará pues, por ahora, con el famoso “viento de cola”, aunque sí con una brisa favorable dada por el crecimiento sincronizado global

        

 

 

 

 

 

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