<p>Dos hitos se perfilan ahora a raíz del acuerdo. Uno, en 2011, implica definir cambios en un instrumento desgastado, el pacto de estabilidad y crecimiento (Maastricht 1992), con eventuales sanciones a los miembros que lo transgredan y pierdan control sobre sus cuentas públicas. No existe en realidad gran consenso en esta materia.<br />
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Bastante después, en la primera mitad de 2013, esas reformas deberán transformarse en un mecanismo anticrisis fijo. O sea, el actual fondo trienal -hoy trabado por Grecia- se tornará en permanente. Pero cabe observar que el esquema está un poco verde y debe someterse a los veintisiete ministros de hacienda de la Unión Europea. Por ende, falta un paso decisivo, aunque –a diferencia de la situación hasta el viernes- ahora la canciller alemana Angela Merkel se manifiesta conforme con este compromiso transitorio.<br />
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Entretanto, Italia daba un suspiro de alivio, pues cree haberse asegurado de eludir sanciones: su deuda pública representa un crítico 118% del producto bruto interno. Por las dudas, el primer ministro Silvio Berlusconi hizo suya una frase del presidente francés Nicolas Sarkozy; “la salud de una economía no depende sólo de esa relación”.<br />
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Al respecto, París declaró no temer “una revisión amplia del tratado de Lisboa, sin esconder los problemas bajo la alfombra”. Este punto subraya otro interrogante: ¿este acuerdo se limitará a los dieciséis adherentes a Eurozona o, bien, se extenderá al conjunto de la UE? Lo de 2011, claramente, atañe a los dieciséis, pero lo de 2013 alude a los veintisiete.<br />
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Sea como fuere, los detalles sobre criterios a adoptar colectivamente –aquellos cinco principios formulados el miércoles 20- remiten al total de la UE. Mientras tanto, Alemania no se quedará quieta una vez rechazada su propuesta de sanciones más duras para quienes transgredan el “nuevo pacto de Maastricht”, como le dice la prensa londinense.<br />
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Consejo europeo: dan vía libre al fondo anticrisis
Tras varias vueltas, este fin de semana el CE produjo un compromiso político sobre gestión económica. Su objeto es alejar en el horizonte los riesgos inmediatos de insolvencia y allanar el camino a una minirreforma en el trajinado tratado de Lisboa.