Confirmado: S&P bajó la calificación

La calificadora Standard & Poor´s bajó de "estable" a "negativa" la perspectiva de la economía argentina y puso el acento en la demora de la aprobación del Presupuesto 2001.

2 noviembre, 2000

La incertidumbre política generada a partir de la crisis de la Alianza y las dificultades que, a juicio de los inversores, tiene el Gobierno para sacar a la Argentina de la crisis, hicieron que la agencia evaluadora internacional Standard & Poor´s (S&P) resolviera ubicar “en observación con perspectiva negativa” la calificación de los títulos de la deuda argentina.

La evaluadora, que junto a su colega Moody´s tiene fuerte predicamento entre los grandes inversores, advirtió además sobre la posibilidad de que el Gobierno no pueda cumplir con las metas del segundo semestre acordadas con el FMI y justificó su cambio de opinión (hace sólo 37 días había ratificado la nota local) en que “la incertidumbre política amenaza a la recuperación de la economía y la capacidad para pagar los US$ 12.300 millones de deuda pública para el año próximo”.

Machinea reconoció que la decisión de S&P impactará negativamente sobre el valor de acciones y bonos; en Wall Street creen que el costo será menor, “porque esta decisión estaba descontada”.

“A la Argentina le sacaron tarjeta amarilla”, ejemplificó Fernando Losada, del ABN Amro. “Espero que entiendan el mensaje”, aconsejó.

Más optimista, el secretario de Finanzas, Daniel Marx, consideró que la opinión de la calificadora sólo “refleja hechos del pasado”, al sostener que su determinación está tomada en función de situaciones que “se están remediando”.

Con él coincidió Francis Fraisinger (de Merrill Lynch), para quien la situación política “ya se estabilizó”.

Lo que preocupa a los inversores del exterior es que la Argentina, activo emisor de deuda, enfrenta fuertes vencimientos en la primera parte del año próximo y aún no se aseguró los recursos genuinos como para afrontarlos; la tensión se produce porque debería hacer frente a ese pasivo emitiendo nuevos bonos que los inversores ahora no parecen dispuestos a comprar.

S&P también puso en observación con implicancias negativas la calificación de los bancos Río, Galicia, Francés y HSBC. Anunció que revisará la del Banco Provincia y afirmó el rating con perspectiva negativa del Hipotecario.

Para Jaime Valdivia, analista de Morgan Stanley, esa determinación es más costosa que la decisión sobre el riesgo país. “Algunas empresas que tienen grado de inversión ahora podrían perderlo si S&P decidiera bajarle finalmente la nota a la Argentina. Y eso sería una complicación extra”, afirmó.

La confirmación de la baja en la calificación de la Argentina tuvo severos efectos sobre los mercados; en la Bolsa porteña, el índice Merval perdió 2,26%, y el retroceso no fue mayor gracias a que Diputados dio media sanción al paquete de medidas impulsadas por Machinea.

La incertidumbre política generada a partir de la crisis de la Alianza y las dificultades que, a juicio de los inversores, tiene el Gobierno para sacar a la Argentina de la crisis, hicieron que la agencia evaluadora internacional Standard & Poor´s (S&P) resolviera ubicar “en observación con perspectiva negativa” la calificación de los títulos de la deuda argentina.

La evaluadora, que junto a su colega Moody´s tiene fuerte predicamento entre los grandes inversores, advirtió además sobre la posibilidad de que el Gobierno no pueda cumplir con las metas del segundo semestre acordadas con el FMI y justificó su cambio de opinión (hace sólo 37 días había ratificado la nota local) en que “la incertidumbre política amenaza a la recuperación de la economía y la capacidad para pagar los US$ 12.300 millones de deuda pública para el año próximo”.

Machinea reconoció que la decisión de S&P impactará negativamente sobre el valor de acciones y bonos; en Wall Street creen que el costo será menor, “porque esta decisión estaba descontada”.

“A la Argentina le sacaron tarjeta amarilla”, ejemplificó Fernando Losada, del ABN Amro. “Espero que entiendan el mensaje”, aconsejó.

Más optimista, el secretario de Finanzas, Daniel Marx, consideró que la opinión de la calificadora sólo “refleja hechos del pasado”, al sostener que su determinación está tomada en función de situaciones que “se están remediando”.

Con él coincidió Francis Fraisinger (de Merrill Lynch), para quien la situación política “ya se estabilizó”.

Lo que preocupa a los inversores del exterior es que la Argentina, activo emisor de deuda, enfrenta fuertes vencimientos en la primera parte del año próximo y aún no se aseguró los recursos genuinos como para afrontarlos; la tensión se produce porque debería hacer frente a ese pasivo emitiendo nuevos bonos que los inversores ahora no parecen dispuestos a comprar.

S&P también puso en observación con implicancias negativas la calificación de los bancos Río, Galicia, Francés y HSBC. Anunció que revisará la del Banco Provincia y afirmó el rating con perspectiva negativa del Hipotecario.

Para Jaime Valdivia, analista de Morgan Stanley, esa determinación es más costosa que la decisión sobre el riesgo país. “Algunas empresas que tienen grado de inversión ahora podrían perderlo si S&P decidiera bajarle finalmente la nota a la Argentina. Y eso sería una complicación extra”, afirmó.

La confirmación de la baja en la calificación de la Argentina tuvo severos efectos sobre los mercados; en la Bolsa porteña, el índice Merval perdió 2,26%, y el retroceso no fue mayor gracias a que Diputados dio media sanción al paquete de medidas impulsadas por Machinea.

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