“Pese a la caída registrada en marzo en comparación con febrero, se sobrecumplieron las metas acordadas con el FMI y el déficit primario se ubicó por debajo del establecido en dicho acuerdo. Sin embargo, ello se logró mediante el artilugio contable de computar rentas de la propiedad devengadas pero no realizadas”, explica Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano.
“La mejoría respecto del año anterior se basó en un crecimiento más acelerado de los ingresos, del 91,7%, respecto de los gastos, del 84%. Los mayores avances se registraron en los derechos de exportación, producto de los mejores precios registrados a partir de la guerra en Europa y del aumento en los volúmenes exportados. El resto de los ingresos tributarios, así como los aportes y las contribuciones a la seguridad social, registraron aumentos en el orden del 60% interanual”, continuó el economista.
“En cuanto a los gastos, sobresalieron los incrementos verificados en los subsidios económicos, particularmente los destinados a la energía, como producto del aumento en el precio internacional de los hidrocarburos, tras la invasión de Rusia a Ucrania. En tanto, las remuneraciones al personal registraron una variación interanual del 72,7%”, detalló.
Como anticipo del segundo trimestre, Beker advirtió que “mayo y junio suelen ser meses de elevada recaudación impositiva, por lo que cabría esperar que también se puedan alcanzar las metas acordadas, siempre que no haya sorpresas por el lado del gasto”.
El Índice de Equilibrio Fiscal se calcula como el cociente entre los gastos y los ingresos totales. El valor 100 indica una situación equilibrada; por encima de dicho valor denota superávit, y por debajo, déficit.