<p>El analista insiste hoy en que la puja por influencia económica y política en todo el primer cuarto de siglo (2001-25) enfrentará a tres jugadores (UE, EE.UU., China) en un campo que definía ya en 2005 como “segundo mundo”, sin nexos con el viejo esquema de primero, segundo y tercero. Ello involucra cinco regiones principales: Asia meridional y sudoriental, Asia central, Levante, Europa sudoriental y Latinoamérica/Caribe. Ese conjunto deberá buscar alianzas con uno o más “imperios centrales”.<br />
<br />
La influencia sobre ese “segundo mundo” se basa no en fuerza militar sino más bien en una mezcla cambiante de variables: productividad, porciones del mercado global, innovación tecnológica, recursos naturales y población. Además, pesan intangibles como voluntad nacional y habilidades diplomáticas, muy visibles en el presidente brasileño Luiz Inácio da Silva.<br />
<br />
Este tipo de imperios esgrime el poder de maneras muy distintas. Estados Unidos sigue aferrado al “modelo de coaliciones”, en pos de acuerdos tema por tema (contraterrorismo, apertura de mercados) que a veces fracasan como en la reciente cumbre de Dinamarca. Por su parte, la UE prefiere un “modelo de consensos”, aprovechado su enorme mercado, su pluralismo y sus atractivas políticas socioeconómicas –menos ligadas al sector privado- para captar socios y aliados. Pero su armazón geopolítica es endeble.<br />
<br />
Finalmente, China tiene un “modelo consultivo” flexible, que depende del interés de otros países en tratar con Beijing por sus ventajas comerciales o económicas. Este modelo echa a un lado temas tan controvertidos –en occidente- como derechos civiles, ecología o transparencia (o sea, corrupción).<br />
<br />
Para Khanna y su <em>New American Foundation</em>, esas variables le serán de peculiar relevancia a EE.UU., si alguna vez resuelve adaptar el modelo de coaliciones a un mundo en transformación.<br />
<br />
¿Podrá Washington superar la tendencia a privilegiar sus intereses en materia diplomática o económica, aunque le dificulten hacer amigos en el mundo? ¿Debiera seguir atando sus políticas exteriores a sus empresas en un marco global cada vez más competitivo? Esencialmente, ¿Barack Obama seguirá repitiendo en Afganistán los errores de George W.Bush en Irak?<br />
<br />
Durante los años 90, EE.UU.(vía consenso de Washington, 1989) suponía que toda globalización era buena si era norteamericana. Por el contrario, el error llevó en la década subsiguiente a la declinación del poder estadounidense y dejó de promover sus valores e intereses. Insistir en ellos simplemente trasunta ceguera ante una realidad: existen modelos de globalización europeo, chino, indio, etc.<br />
<br />
Próxima a terminar la primera década (2001 a 2010), EE.UU. es apenas una entre varias “marcas” que compiten. Basta notar la frecuencia con que el país se queda solo, militar (Bagdad), política (Honduras) o económicamente. No es que el planeta se torne antinorteamericano, sino que deja de ser norteamericano.</p>
<p>Sea como fuere, meros cambios de políticas no resolverían un problema crítico: el sector privado no financiero también mantiene una visión del mundo por demás centrada en EE.UU. Entonces, interpreta lo que sucede fuera en términos de “nosotros versus ellos”. Pero sus balances indican claramente que esa visión es anacrónica. <br />
<br />
Cada uno de los tres “imperios” tiene su esfera geográfica natural de influencia. La UE extiende la suya a Europa sudoriental, el Cáucaso y África septentrional. China pone la mira en Siberia oriental y el sudeste asiático. Por lo mismo, EE.UU. debiera crear una especie de “unión norteamericana”, distinta del tratado comercial homónimo (que daña a México). Ello permitiría optimizar recursos del hemisferio occidental, como los combustibles canadienses o el potencial latinoamericano<br />
</p>
¿Cómo será la competencia geopolítica el nuevo decenio?
Hace un quinquenio, Estados Unidos tenía dos rivales: la Unión Europea, el mayor PBI del mundo, y China, el cuarto. El futurólogo Parag Khanna divisaba claves en el patio trasero. O sea, India, Brasil y Rusia. Ahora, este grupo golpea la puerta.