Como Don Quijote, los holandeses pelean contra los molinos de viento

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La última edición de The Economist explica la difícil situación que atraviesa el gobierno de los Países Bajos: debe cumplir con las exigencias de la Unión Europea sobre utilización de energías alternativa, pero sus habitantes no quieren molinos de viento cerca de sus casas.

Parece una curiosidad que justamente en Holanda, esa nación que en el siglo 17 se hiciera famosa por la profusión de molinos de viento, ahora tenga problemas para instalar parques eólicos. Pero hay explicaciones. Nadie quiere cerca de su casa ver las turbinas eólicas, que además de ser feas hacen mucho ruido. Es que Holanda (y Bélgica) son países tan densamente poblados que es muy difícil elegir un lugar sin molestar de cerca a algún pueblo o ciudad. El gobierno pensó, entonces, en el mar. También es posible, aunque más costoso, instalar parques eólicos en el mar.

En 2014 se aprobó un plan para instalar parques eólicos en el Mar del Norte que podrían generar 3.450 megawatts, más del triple de la actual capacidad offshore del país. Pero esos parques también son resistidos. Ahora los que protestan son los pueblos costeros que dicen que las altas torres arruinarán la vista para los turistas alemanas que pueblan sus playas todos los veranos. Proponen correrlosmás adentro pero eso costaría muchísimo más por año.

En 2014 las turbinas eólicas, odiadas en el país que supo tener 10.000 molinos de viento en el 1600, generaron apenas 5,2%de la electricidad del país, muy por detrás de Alemania, España y Dinamarca. Las fuentes renovables en su totalidad constituyen 4,2% de la combinación energética nacional.

Pero a pesar de la oposición a los parques eólicos individuales, las encuestan dicen que más de 70% de los holandeses aprueban en principio la energía eólica. Será cuestión, entonces, de elegir un lugar donde no le moleste a nadie.

 

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