jueves, 9 de enero de 2025

Comenzó la limpieza étnica en Hungría

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Un comando del partido ultraderechista Jobbik (“los mejores”) opera un campamento paramilitar, desde donde se desató un pogrom de gitanos. Fue el jueves en Gyöngyöspata, pueblo de 2.800 habitantes a unos ochenta kilómetros al noreste de Budapest.

<p>Casi trescientas mujeres y sus ni&ntilde;os huyeron con lo puesto, tras un ataque de Vedero (&ldquo;fuerza de defensa&rdquo;). Su finalidad es &ldquo;purificar a la juventud h&uacute;ngara mediante la estricta disciplina militar&rdquo;. O sea, una versi&oacute;n local de la Hitlerj&uuml;gend.<br />
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Su sitio Web invita a sus simpatizantes a &ldquo;presentarse en uniforme para recibir instrucci&oacute;n en tiro y armas en general&rdquo;. Mal no les va a estos arios: su campamento alberga ya 450 reclutas en un terreno de cinco hect&aacute;reas. Jobbik es una ex ala extremista del partido conservador Fidelesz (fiel). &Eacute;ste domina dos tercios del parlamento y su lema no es tampoco muy tranquilizador: &ldquo;Dios, patria, hogar&rdquo;<br />
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Volviendo al sitio de Vedero, la organizaci&oacute;n se define como &ldquo;guardia civil para un futuro mejor&rdquo; Bajo la cruz de San Esteban, se propone &ldquo;restablecer el orden natural guiando patrullas, cuya meta es defender a la mayor&iacute;a magyar de los criminales gitanos. Esta lacra se ha difundido en Europa central y sudoriental&rdquo;.<br />
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En realidad, los prejuicios antigitanos datan de siglos. Su expresi&oacute;n m&aacute;s acabada fue la limpieza racial aplicada por el III Reich y sus aliados en Eslovaquia, Hungr&iacute;a,Croacia, Rumania y Bulgaria de 1939 a 1945. <br />
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Naturalmente, era paralela a la masacre masiva (sho&rsquo;a) de jud&iacute;os, mucho m&aacute;s amplia que la de rom (gitanos).<br />
Tanto Fidelesz como Jobbik no tienen problemas en declararse racistas. Particularmente tras aprobarse la constituci&oacute;n que entra en vigencia en enero. En rigor, la coalici&oacute;n de derecha que maneja Viktor Orban, o sea Fidelesz, cita la &ldquo;etnicidad&rdquo; entre los valores del estado corporativo que auspicia. &ldquo;Gy&ouml;ngy&ouml;spata es un campo de batalla donde se nos hostiga e intimida&rdquo;, se&ntilde;ala Janos Farkas, alcalde del pueblo, en una denuncia ante Amnesty International.<br />
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Tamas Eszes, comandante de Vedero, replica que &ldquo;s&oacute;lo retomamos viejas tradiciones militares y nuestra antigua soberan&iacute;a regional&rdquo;. Al parecer, los 800.000 gitanos h&uacute;ngaros son &ldquo;delincuentes &eacute;tnicos&rdquo;. Por supuesto Hungr&iacute;a es un riesgo: existen brotes racistas o fundamentalistas en Eslovaquia, Polonia y Rumania, pero no llegan a esos extremos Lo malo es que pueden combinarse con la ola de xenofobia y antintegraci&oacute;n monetaria que recorre Finlandia, Suecia, Estonia, Dinamarca, Holanda y Francia.</p>
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