<p>Casi trescientas mujeres y sus niños huyeron con lo puesto, tras un ataque de Vedero (“fuerza de defensa”). Su finalidad es “purificar a la juventud húngara mediante la estricta disciplina militar”. O sea, una versión local de la Hitlerjügend.<br />
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Su sitio Web invita a sus simpatizantes a “presentarse en uniforme para recibir instrucción en tiro y armas en general”. Mal no les va a estos arios: su campamento alberga ya 450 reclutas en un terreno de cinco hectáreas. Jobbik es una ex ala extremista del partido conservador Fidelesz (fiel). Éste domina dos tercios del parlamento y su lema no es tampoco muy tranquilizador: “Dios, patria, hogar”<br />
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Volviendo al sitio de Vedero, la organización se define como “guardia civil para un futuro mejor” Bajo la cruz de San Esteban, se propone “restablecer el orden natural guiando patrullas, cuya meta es defender a la mayoría magyar de los criminales gitanos. Esta lacra se ha difundido en Europa central y sudoriental”.<br />
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En realidad, los prejuicios antigitanos datan de siglos. Su expresión más acabada fue la limpieza racial aplicada por el III Reich y sus aliados en Eslovaquia, Hungría,Croacia, Rumania y Bulgaria de 1939 a 1945. <br />
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Naturalmente, era paralela a la masacre masiva (sho’a) de judíos, mucho más amplia que la de rom (gitanos).<br />
Tanto Fidelesz como Jobbik no tienen problemas en declararse racistas. Particularmente tras aprobarse la constitución que entra en vigencia en enero. En rigor, la coalición de derecha que maneja Viktor Orban, o sea Fidelesz, cita la “etnicidad” entre los valores del estado corporativo que auspicia. “Gyöngyöspata es un campo de batalla donde se nos hostiga e intimida”, señala Janos Farkas, alcalde del pueblo, en una denuncia ante Amnesty International.<br />
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Tamas Eszes, comandante de Vedero, replica que “sólo retomamos viejas tradiciones militares y nuestra antigua soberanía regional”. Al parecer, los 800.000 gitanos húngaros son “delincuentes étnicos”. Por supuesto Hungría es un riesgo: existen brotes racistas o fundamentalistas en Eslovaquia, Polonia y Rumania, pero no llegan a esos extremos Lo malo es que pueden combinarse con la ola de xenofobia y antintegración monetaria que recorre Finlandia, Suecia, Estonia, Dinamarca, Holanda y Francia.</p>
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Comenzó la limpieza étnica en Hungría
Un comando del partido ultraderechista Jobbik (los mejores) opera un campamento paramilitar, desde donde se desató un pogrom de gitanos. Fue el jueves en Gyöngyöspata, pueblo de 2.800 habitantes a unos ochenta kilómetros al noreste de Budapest.