El plebiscito era para ratificar el acuerdo de paz firmado la semana pasada entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias FARC, que fue celebrado por la comunidad internacional, desde el Papa Francisco hasta el presidente Barack Obama. Ese acuerdo habría puesto fin a 52 años de guerra. Los propulsores del acuerdo, nacionales y extranjeros, subestimaron la indignación de muchos colombianos por los años de atrocidades cometidas por las FARC.
A pesar de este inesperado paso atrás, la consecuencia inmediata es confusión, más que violencia. Tanto el presidente Juan Manuel Santos como las FARC dijeron que se mantiene intacto el cese del fuego. Negociadores del gobierno viajarán hoy a la Habana para encontrarse con líderes del ejército revolucionario. El comandante en jefe del grupo dijo que sus integrantes (unos 5.800 en total) se han comprometido a “usar solo palabras como arma”.
Santos, quien había dicho anteriormente que no tenía Plan B si fallaba el plebiscito, prometió conversaciones con todas las fuerzas políticas. Entre ellas figura la campaña por el “No”, cuyo líder no oficial fue su archirrival , el ex presidente Ãlvaro Uribe.
Reina en Colombia la misma confusión que reinó en Gran Bretaña al día siguiente del triunfo del Brexit para abandonar la Comunidad Europea. El presidente Santos dijo anoche por televisión que seguirá bregando por buscar la paz hasta el último día de su mandato.