<p>Tanto el primer ministro Wen Jiabao, como sus aliados y seguidores esperan fortalecer su posición en lo que falta para el desarrollo del 18º congreso partidario de este año. Es el momento donde la mayoría de los actuales líderes dará un paso atrás y se retirarán. Habrá que reemplazarlos y la corriente reformista puede imponer sus candidatos y llevar adelante cambios constitucionales, a los que se oponía precisamente Bo Xilai y sus seguidores.<br />
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Lo que ha estallado –tras la remoción de Xilai y la detención de su esposa acusada de asesinar a un empresario británico- es una crisis de legitimidad dentro del partido gobernante y, por primera vez, las diferencias internas han ganado visibilidad. La primera consecuencia ha sido reforzar el poder del actual primer ministro, y de sus intentos de cambios democráticos.<br />
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Los reformistas han reforzado su mano, pero pasarán meses y seguramente años, antes de que logren su objetivo. A pesar de tres décadas de enorme crecimiento económico y de gran transformación del país, la estructura política –casi secreta- parece la de la Rusia de Lenin.</p>
Clima de cambios políticos en China
La expulsión de Bo Xilai de la cúpula del partido comunista chino parecía en primera instancia una seria perturbación no prevista. Pero ahora está más claro que la situación puede desembocar en cambios políticos y constitucionales relevantes. Los reformadores quiere aprovechar al máximo el nuevo escenario.