El análisis se realiza anualmente a partir de diez indicadores y 59 sub-indicadores de carácter económico, social y cultural.
El estudio de este año organizó los 10 indicadores en tres familias que reflejan los elementos fundamentales de una ciudad bien equilibrada:
- Herramientas para un mundo cambiante: educación, tecnología y acceso global.
- Calidad de vida; todo lo que hace que una ciudad sea sana, feliz y sostenible
- Economía: Poder pagar el camino hacia el progreso
Londres sacó las mejores notas por lejos. Salió primera en aptitud tecnológica, influencia económica y apertura al mundo, todas señales de su estatura como pujante centro de la economía mundial. Londres es también la única ciudad que sale primera en los tres indicadores.
Le sigue Nueva York, que aunque no sale en el primer puesto en todos los indicadores, muestra coherencia en la mayoría de las categorías.
Justo detrás viene Singapur, que sale en un sólido tercer puesto (cuatro puntos más delante que su calificación anterior) y se convierte así en la primera ciudad asiática en lograr el tercer puesto. En total, 9 ciudades de las primeras 10 en el estudio del año anterior se mantienen en los primeros 10 puestos de este año, aunque con algunas oscilaciones.
Los tres indicadores, capital intelectual e innovación; preparación tecnológica y apertura al mundo representan un grupo de criterios que impactan fuertemente en el crecimiento de las ciudades. Una ciudad plena de oportunidades combina educación, tecnología y apertura al mundo.
Calidad de vida
La calidad de vida que ofrece una ciudad resulta de una equilibrada combinación de buena infraestructura, sustentabilidad, habitabilidad y sistemas de salud.
La infraestructura es un factor fundamental para la vida urbana: tránsito, vivienda, hospitales, basura, parques. El buen desarrollo y mantenimiento de todo esto y más contribuye directamente a la calidad de vida de la ciudad. Esta importancia central de la infraestructura en la vida urbana explica por qué las ciudades que ocupan los primeros puestos en estos indicadores son las que ofrecen más oportunidades. En este sentido las ciudades europeas van a la cabeza seguidas de las norteamericanas.
Además, los indicadores salud, seguridad y sustentabilidad y ambiente natural, pintan el cuadro del bienestar físico de las ciudades. Y finalmente, la demografía y habitabilidad agregan una forma de medir cómo es la vida cotidiana para los residentes.
Influencia, costo y facilidad para hacer negocios. En esta sección se evalúan y describen tres dimensiones de la economía urbana que miden las diferentes formas en que las ciudades pueden implementar estrategias para el crecimiento económico.
Todos estos elementos miden influencia económica, que a su vez refleja a la perfección la historia económica del mundo urbano. No es casual, entonces, que la ciudad con mejores calificaciones en este indicador sea Londres, seguida de Beijing, Nueva York, París y Shangai. Todas, ciudades legendarias; tres, fueron sedes de antiguos imperios con inmenso poder político, comercial, financiero y cultural.
Finalmente, costo. Los sueldos en estas ciudades, más altos, pueden competir con los precios de las ciudades emergentes, (más bajos)
La influencia no es producto de fuerza bruta sino de una permanente buena administración del desarrollo y especialmente de los recursos. ¿Cómo se mide el costo? ¿Lo más barato es lo mejor? ¿O es una cuestión de determinar qué entorno empresarial combina salarios y precios de la manera más eficiente y productiva posible, no solo para las empresas en general sino para cada empresa en particular?
Cualquiera sea la posición de las ciudades en el ranking final, la mayoría de las ciudades maduras generalmente salen bien en poder adquisitivo. Entre las primeras hay seis, cinco de las cuales están en América del Norte.
