Obtener una ciudadanía mediante inversiones es un negocio muy grande… y también muy controvertido. Significa que una persona con conexiones y dinero puede comprar el derecho a vivir en el país que se le antoje. Bueno, podía hasta que llegó Covid 19.
La industria que hoy se conoce como CRBI (por sus siglas en inglés para Citizenship and Residence by Investment) comenzó en 1984 en las islas caribeñas St. Kitts y Nevis, que ofrecían un pasaporte a los extranjeros que “hicieran una inversión significativa” en sus economías. Hoy, más de la mitad de los 193 países del mundo cambian ciudadanía o residencia por dinero contante y sonante.
La industria tiene un valor de hasta US$ 25.000 millones al año y ha dado origen a una nueva clase de ciudadanos globales. Pero también es objeto de muchas críticas de quienes dicen que la compra de pasaportes convierten a las democracias en refugios para criminales y facilitan el lavado de dinero y la evasión de impuestos.
Ese argumento está sustentado por varios casos recientes. En octubre 2018 varios funcionarios búlgaros fueron encarcelados por vender documentos falsos que supuestamente permitían a miles de personas comprar pasaportes europeos en forma ilegal. En enero 2019, luego de mucha presión, Bulgaria revocó la ciudadanía de Sergei Adonief, millonario ruso de telecomunicaciones, quien había sido encontrado culpable de fraude en Estados Unidos en los años 90. En marzo el Parlamento Europeo votó a favor de ir eliminando gradualmente los programas CRBI.
Pero llegó la pandemia con cierre de fronteras y restricción de vuelos y la industria se está transformando. Hoy los individuos con dinero para invertir no van tras un pasaporte de Estados Unidos sino que se interesan por países con sistemas de salud de alta calidad.
Gran Bretaña, por ejemplo. Henley & Partners, una compañía que asesora al negocio CRBI, observó un aumento de 49% en las consultas en los primeros dos meses de 2020 comparado con el mismo periodo el año pasado.
Antes de la pandemia el negocio CRBI crecía impulsado por la demanda de individuos adinerados en países en desarrollo como India o Nigeria. Pero según Blewer and Arton, otra firma británica de asesoramiento, dice que debido a la pandemia los inversores están buscando países que parecen haber manejado la pandemia mejor que otros. Eso ocurre con Alemania, Portugal, Australia y Nueva Zelanda. Porque si la gente puede trabajar en forma remota desde cualquier parte del mundo, se preguntan lo siguiente: “Si viene otra pandemia, ¿dónde preferiría estar?”
En consecuencia, hoy hay británicos, estadounidenses y canadienses, cuyos pasaportes son los más valiosos del mundo, solicitando ciudadanía en otros países.