<p>Hay en la disputa dos factores claves: 70% de la población de Bahrein es shiita, pero la V flota norteamericana tiene base ahí. El episodio, no obstante, empezó cuando Alí Nateq-Nurí, asesor de Alí Jamenéi –máxima autoridad de Irán, por encima de Majmud Ajmadinedyad-, puso en duda la soberanía de las islas.<br />
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Definiéndolas como “ex provincia persa”, el político atribuyó a la debilidad del shahanshá Reza Pahlaví no haberlas reclamado cuando, en 1971, dejaron de ser protectorado británico. En realidad, por entonces Irán era aliado de Gran Bretaña y Estados Unidos y la posterior revolución iraní no se ocupó del asunto.<br />
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De inmediato, el sunní de Marruecos –extremo oeste del Islam- salió a defender los títulos de la dinastía bahreiní. No le faltaban razones: los al-Khalifa expulsaron a los persas ya en 1798. Casi un siglo después, Londres impuso su protectorado sobre la costa sudoeste del golfo, desde Kuwait hasta Omán, el estado más grande y antiguo de la región.<br />
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En ese momento, ya no tenía relevancia el soberano nominal de la costa y las islas hasta el sultanato, el imperio Otomano (excluido años antes de los futuros emiratos). Por supuesto, la Liga Árabe y el consejo del golfo han salido en defensa de Hamad bin al-Khalifa, emir de Bahréin.</p>
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Choque panislámico entre shiitas y sunnitas
Esta vez, las reivindicaciones persas sobre el archipiélago en el golfo Pérsico enfrentan a Marruecos con Irán. Asumiendo su carácter de sultán sunnita, Mohámmad VI sale a defender a la dinastía al-Khalifa, soberana en Bahréin.