Fiel a su personalidad, Donald Trump subió al estrado en el foro de APEC (Asia-Pscific Economic Cooperation) para decir con toda claridad que pondrá a su país en primer lugar y no permitirá que ni China ni ningún otro país se aproveche de Estados Unidos.
Dijo también que no culpa ni a China ni a los países asiáticos sino que desearía que los anteriores gobiernos de Estados Unidos hubieran visto este desequilibrio y hubieran hecho algo para solucionarlo. O sea que pone la culpa en los gobiernos norteamericanos que lo precedieron. De ahora en adelante, dijo eso cambia porque su gobierno no va a tolerar más los “crónicos abusos comerciales”. Su país, dijo, firmará acuerdos bilaterales con con cualquier país de la región indo-pacífica que acepte un comercio recíprocamente justo y sólo sobre la base del respeto mutuo y el beneficio mutuo.
En contraste con esta posición, el presidente chino Xi dijo que “la globalización es una tendencia histórica irreversible y se presentó como el nuevo campeón del comercio mundial. Defendió los acuerdos comerciales multilaterales y subrayó que el comercio debe ser más abierto, más equilibrado, más equitativo y más beneficioso para todos.