<p>Así, General Motors da los toques finales a un acuerdo conjunto 50-50 con la china Aviation Industry para fabricar componentes de aviónica, el cerebro electrónico de una aeronave. El emprendimiento dará a GE acceso con un proyecto gubernamental cuyo fin es irrumpir en el negocio de aviación civil, hasta ahora dominado por la estadounidense Boeing, la francoalemana Airbus y la canadiense Bombardier.<br />
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Mientras tanto, General Motors formaba en 2010 un emprendimiento mutuo con SAIC Motor –antiguo socio chino- para producir y vender las minicamionetas Wuling de bajo consumo. Eventualmente, alcanzarán el sudeste asiático y otras plazas emergentes. <br />
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Ambas iniciativas denotan crecientes ambiciones internacionales de “China SA”. También subrayan la influencia sobre fuertes socios extranjeros. De ese modo, para cristalizar el pacto con GE, su director ejecutivo –Jeffrey Immelt- debió hacer una concesión extraordinaria. O sea, aceptar incluir todos los negocios de GE en aviones no militares. Por su parte, la compañía automotriz norteamericana aporta tecnología, instalaciones industriales en India y el uso local de la marca Chevrolet.<br />
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Varios móviles convergen para que socios internaciones tan grandes concluyan con Beijing acuerdos globales impensables hace pocos años. Entre ellos, que las poderosas firmas estatales chinas disponen de inmensos recursos y ello significa creciente peso geopolítico. En suma, son socias atractivas en el exterior. Por otra parte, el mercado local se ha hecho relevante para el éxito de multinacionales y los chinos son negociantes duros.<br />
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<p>Pero los riesgos existen. Una serie de emprendimientos conjuntos en China misma marcharon mal a causa de un temor muy occidental: que, una vez ganado acceso a tecnologías y secretos industriales, lo aprovechasen para competir con sus propios socios. <br />
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“Los co-emprendedores occidentales saben hoy que a veces deben sacrificar o compartir ventajas del mercado global con los chinos”, observa Raymond Tsang, experto de la consultoría Bain & Co. “Algunas multinacionales se quejan pero, dadas las cambiantes condiciones en plaza, si uno vacila otros no lo harán”.<br />
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No sorprende que China National Petroleum Corp. haya sido una de las primeras firmas extranjeras en suscribir un contrato con el Irak de posguerra. Previamente, CNPC vía PetroChina se asoció con Royal Dutch/Shell para comprar por US$ 3.150 millones Arrow Energy, una petrolera australiana.<br />
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En materia de servicios financieros, la banca internacional ha perseguido por años el dinámico negocio de títulos chinos, pese a las restricciones imperantes fuera de Hong Kong. Por ejemplo, el francés Crédit Agricole ya operaba vía una subsidiaria, CASA Asia-Pacific, y ahora se prepara a unirse con la estatal Citic Securities. <br />
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