China relanza su relación estratégica con Rusia

El presidente de China, Hu Jintao, llegó a Moscú en su primera gira internacional para relanzar la "relación estratégica" con Rusia en los ámbitos de la cooperación energética y la defensa del espacio eurasiático contra el terrorismo.

26 mayo, 2003

Este es también el primer contacto al más alto nivel entre China y Rusia tras la guerra de Irak, conflicto rechazado por ambos países, pero cuyo desarrollo posbélico ha lanzado a Moscú en brazos de Occidente mientras enfriaba sus relaciones con Oriente.
Por eso, los medios de prensa rusos coincidieron hoy en que la elección de Rusia como primera etapa de la gira de Hu no es baladí, sino que responde al más puro pragmatismo de la política china.

Además de relanzar una amistad impulsada con ahínco desde la llegada del presidente ruso, Vladímir Putin, al poder en 2000 y que había quedado un tanto apagada por la crisis iraquí, Hu emplea Rusia como cabeza de puente hacia Occidente, su prioridad de esta gira.

Hu reemplazó en noviembre pasado al histórico líder chino Jiang Zemin en la jefatura del Partido Comunista Chino y en la jefatura del Estado en marzo, de ahí el interés prestado en Pekín a esta gira por Rusia, Francia, Kazajistán y Mongolia.

Los festejos del 300 aniversario de San Petersburgo supondrán para Hu su “presentación en sociedad” ante los líderes occidentales, a buena parte de los cuales verá de nuevo en la cumbre del G-8 en Evian, Francia, a principios de junio, a la que acude como invitado.

Hu debe lavar la imagen de una China afectada por la neumonía atípica, que avivó el secretismo oficial de Pekín, y dejar claro que, pese a las discrepancias sobre Irak, su país no está dispuesto a quedar fuera del nuevo orden internacional en marcha.

Rusia también está dispuesta a aprovechar la visita de Hu que, tras los coqueteos rusos con Francia y Alemania durante la crisis iraquí y la reconciliación con Estados Unidos en la posguerra, recobra para Moscú la “dimensión este” de su política exterior.

Dos son los ámbitos clave que impulsan la visita de Hu: el energético, con la perspectiva de construir un gran oleoducto que enlace el sur de Siberia con el norte de China, y el de seguridad regional en el marco de la Organización de Cooperación de Shangai (OCSh).

El embajador chino en Rusia, Zhang Deguang, destacó hoy la importancia del oleoducto Angarsk-Daqing, que permitirá abastecer con petróleo siberiano el nordeste de China.

Ese oleoducto, recientemente aprobado por el Kremlin, enlazará la terminal de Angarsk, en el sur de Siberia, por una parte con el puerto ruso de Najodka, en el mar del Japón, y por otra con la ciudad china de Daqing.

La ruta Angarsk-Daqing, de 2.400 kilómetros, podría transportar en 2010 unos 30 millones de toneladas de crudo hasta esa ciudad de la provincia nororiental china de Heilongjiang, en una de las principales apuestas económicas de la década.
“El oleoducto acelerará los intercambios bilaterales y será clave para el desarrollo de la cooperación energética entre Rusia y China”, dijo el embajador, quien subrayó el hecho de que Moscú haya incluido esta ruta en su estrategia de desarrollo económico.
Este magno proyecto es uno de los pilares de la gran apuesta china con Rusia: acelerar los intercambios bilaterales hasta los 20.000 millones de dólares anuales.

El otro gran ámbito de actuación conjunta es la seguridad en Asia Central y la región del Pacífico, con extensión a todo el espacio eurasiático, que será abordado en la cumbre que el 29 de mayo celebrará en Moscú la OCSh.
Esta reunión de los presidentes de China, Rusia, Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán quiere lanzar definitivamente un organismo de lucha antiterrorista y sentar las bases de una asociación regional en materia de seguridad.
La OCSh fue creada en junio de 2001 sobre la base del llamado Grupo de Shangai, fundado en 1996 en esa ciudad china para resolver las disputas fronterizas entre sus cinco iniciales integrantes, a los que se unió más tarde Uzbekistán.

En mayo de 2002, sus miembros se comprometieron a “incrementar sus lazos militares” para afrontar “las amenazas del terrorismo, el separatismo y el integrismo”.
Un mes después, los seis países suscribieron la Carta de la OCSh como “fundamento legal de la nueva organización”.
Pero el motor de la OCSh, dotado posiblemente de ese cuerpo común de lucha antiterrorista, arrancará en la cumbre del jueves, que impulsará “la nueva arquitectura de relaciones en Asia”, según dijo el presidente kazajo, Nursultán Nazarbáyev, otro de los asistentes a la cumbre.

Fuente: EFE

Este es también el primer contacto al más alto nivel entre China y Rusia tras la guerra de Irak, conflicto rechazado por ambos países, pero cuyo desarrollo posbélico ha lanzado a Moscú en brazos de Occidente mientras enfriaba sus relaciones con Oriente.
Por eso, los medios de prensa rusos coincidieron hoy en que la elección de Rusia como primera etapa de la gira de Hu no es baladí, sino que responde al más puro pragmatismo de la política china.

Además de relanzar una amistad impulsada con ahínco desde la llegada del presidente ruso, Vladímir Putin, al poder en 2000 y que había quedado un tanto apagada por la crisis iraquí, Hu emplea Rusia como cabeza de puente hacia Occidente, su prioridad de esta gira.

Hu reemplazó en noviembre pasado al histórico líder chino Jiang Zemin en la jefatura del Partido Comunista Chino y en la jefatura del Estado en marzo, de ahí el interés prestado en Pekín a esta gira por Rusia, Francia, Kazajistán y Mongolia.

Los festejos del 300 aniversario de San Petersburgo supondrán para Hu su “presentación en sociedad” ante los líderes occidentales, a buena parte de los cuales verá de nuevo en la cumbre del G-8 en Evian, Francia, a principios de junio, a la que acude como invitado.

Hu debe lavar la imagen de una China afectada por la neumonía atípica, que avivó el secretismo oficial de Pekín, y dejar claro que, pese a las discrepancias sobre Irak, su país no está dispuesto a quedar fuera del nuevo orden internacional en marcha.

Rusia también está dispuesta a aprovechar la visita de Hu que, tras los coqueteos rusos con Francia y Alemania durante la crisis iraquí y la reconciliación con Estados Unidos en la posguerra, recobra para Moscú la “dimensión este” de su política exterior.

Dos son los ámbitos clave que impulsan la visita de Hu: el energético, con la perspectiva de construir un gran oleoducto que enlace el sur de Siberia con el norte de China, y el de seguridad regional en el marco de la Organización de Cooperación de Shangai (OCSh).

El embajador chino en Rusia, Zhang Deguang, destacó hoy la importancia del oleoducto Angarsk-Daqing, que permitirá abastecer con petróleo siberiano el nordeste de China.

Ese oleoducto, recientemente aprobado por el Kremlin, enlazará la terminal de Angarsk, en el sur de Siberia, por una parte con el puerto ruso de Najodka, en el mar del Japón, y por otra con la ciudad china de Daqing.

La ruta Angarsk-Daqing, de 2.400 kilómetros, podría transportar en 2010 unos 30 millones de toneladas de crudo hasta esa ciudad de la provincia nororiental china de Heilongjiang, en una de las principales apuestas económicas de la década.
“El oleoducto acelerará los intercambios bilaterales y será clave para el desarrollo de la cooperación energética entre Rusia y China”, dijo el embajador, quien subrayó el hecho de que Moscú haya incluido esta ruta en su estrategia de desarrollo económico.
Este magno proyecto es uno de los pilares de la gran apuesta china con Rusia: acelerar los intercambios bilaterales hasta los 20.000 millones de dólares anuales.

El otro gran ámbito de actuación conjunta es la seguridad en Asia Central y la región del Pacífico, con extensión a todo el espacio eurasiático, que será abordado en la cumbre que el 29 de mayo celebrará en Moscú la OCSh.
Esta reunión de los presidentes de China, Rusia, Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán quiere lanzar definitivamente un organismo de lucha antiterrorista y sentar las bases de una asociación regional en materia de seguridad.
La OCSh fue creada en junio de 2001 sobre la base del llamado Grupo de Shangai, fundado en 1996 en esa ciudad china para resolver las disputas fronterizas entre sus cinco iniciales integrantes, a los que se unió más tarde Uzbekistán.

En mayo de 2002, sus miembros se comprometieron a “incrementar sus lazos militares” para afrontar “las amenazas del terrorismo, el separatismo y el integrismo”.
Un mes después, los seis países suscribieron la Carta de la OCSh como “fundamento legal de la nueva organización”.
Pero el motor de la OCSh, dotado posiblemente de ese cuerpo común de lucha antiterrorista, arrancará en la cumbre del jueves, que impulsará “la nueva arquitectura de relaciones en Asia”, según dijo el presidente kazajo, Nursultán Nazarbáyev, otro de los asistentes a la cumbre.

Fuente: EFE

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