China liberará a los estadounidenses

Los 24 tripulantes del avión que chocó contra un caza chino el 1 de abril serán puestos próximamente en libertad. La disputa entre ambos países sigue concentrada en un meticuloso "juego de palabras". Por Javier Cortines

11 abril, 2001

El Gobierno chino mostró hoy (miércoles 11) “generosidad” y aceptó libertar a los 24 tripulantes de un avión de reconocimiento naval estadounidense, modelo EP-3 Orion, pese a que hasta hace dos días el todopoderoso Ejército de Liberación Popular (ELP) exigía procesarles como espías para darles una lección ejemplar.

“Los tripulantes, incluidas tres mujeres, van a ser puestos en libertad en breve, por razones humanitarias”, señaló el portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Sun Yuxi, en una rueda de prensa convocada con carácter de urgencia en Pekín.

Sun Yuxi agregó que “serán liberados pronto”, dando a entender que en las próximas horas o, a más tardar días, con lo que los tripulantes habrán terminado con una pesadilla que, como advertía el presidente estadounidense, George W. Bush, amenazaba con “dañar gravemente las relaciones bilaterales”.

La respuesta de Pekín se produce horas después de que el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, “lamentara profundamente la (posible) muerte del piloto Wang Wei” y el hecho de que “el aparato norteamericano entrara en el espacio aéreo chino” y aterrizara, sin permiso, en la isla de Hainan (sur de China).

Según informaciones procedentes de Washington, el Pentágono “ya ha encendido los motores de un avión” que viajará desde Guam –ex colonia española cedida a Estados Unidos tras la guerra de finales del siglo XIX–, hasta Hainan y desde allí llevará a los tripulantes del EP-3 a Hawai.

En Hawai, los militares serán interrogados, informa la CNN, sobre su presunta misión de espionaje frente a las costas chinas.

El EP-3 Orion chocó contra un caza chino el pasado 1 de abril cuando sobrevolaba el Mar del Sur de China. Tras la colisión, el F-8 chino resultó gravemente averiado y su piloto, Wang Wei, ya aclamado como “un héroe nacional”, saltó en paracaídas y, al parecer, murió ahogado en el mar.

Mientras George W. Bush, tachado de novato por la prensa oficial china, amenazaba a Pekín con represalias por la tardanza en la liberación de los tripulantes del EP-3 Orión, Pekín dio una lección de paciencia y marcó, desde un primer momento, las pautas a seguir en esta crisis.

Preguntado por la prensa acerca de esta crisis, el presidente chino, Jiang Zemin, actualmente de gira por América latina, respondió en tono relajado “que no quería hablar porque estaba disfrutando de un paseo por el campo”.

“Ha sido una derrota diplomática total de Estados Unidos”, dijo un representante de la Unión Europea (UE), que se mostró sorprendido por la actitud, primero amenazante, después humilde, de George W. Bush.

Ahora ambas partes se concentran en la redacción de “una carta de entendimiento” en la que Estados Unidos mostraría “su pesar” por lo ocurrido, pero sin ofrecer a Pekín una “disculpa formal”, su principal exigencia, lo que tendrá que ser disfrazado “con la magia del juego de palabras”.

Aparte de lo que conoce la prensa, parece ser que tanto Pekín como Washington han jugado “la carta del ganador” haciéndose concesiones mutuas que, a corto plazo, beneficiarán a ambos países.

El presidente chino, Jiang Zemin, arropado por el Ejército, “ha perdonado a Bush” pero se cree, según los analistas, que a cambio obtendrá apoyo en asuntos como el contencioso de Taiwán, considerada por Pekín “una mera provincia rebelde”, en su entrada en la OMC o en su aspiración de albergar los Juegos Olímpicos del 2008.

Aún no es seguro cuando se ordenará la liberación de los tripulantes del EP-3, pero algunos analistas consideran que el jefe de Estado, Jiang Zemin, se reservará ese privilegio para el próximo día 17, cuando regrese a Pekín de su gira por América latina y, como un nuevo emperador del Reino del Centro, ponga fin a la crisis.

Con esa orden, Jiang lanzaría dos mensajes, uno al pueblo: no nos arrodillamos ante Estados Unidos, y otro a George W. Bush: “la China del siglo XXI es un país que, además de no doblegarse, exige un reconocimiento como nueva potencia mundial”.

El autor es periodista de la agencia de noticias EFE.

El Gobierno chino mostró hoy (miércoles 11) “generosidad” y aceptó libertar a los 24 tripulantes de un avión de reconocimiento naval estadounidense, modelo EP-3 Orion, pese a que hasta hace dos días el todopoderoso Ejército de Liberación Popular (ELP) exigía procesarles como espías para darles una lección ejemplar.

“Los tripulantes, incluidas tres mujeres, van a ser puestos en libertad en breve, por razones humanitarias”, señaló el portavoz del Ministerio chino de Asuntos Exteriores, Sun Yuxi, en una rueda de prensa convocada con carácter de urgencia en Pekín.

Sun Yuxi agregó que “serán liberados pronto”, dando a entender que en las próximas horas o, a más tardar días, con lo que los tripulantes habrán terminado con una pesadilla que, como advertía el presidente estadounidense, George W. Bush, amenazaba con “dañar gravemente las relaciones bilaterales”.

La respuesta de Pekín se produce horas después de que el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, “lamentara profundamente la (posible) muerte del piloto Wang Wei” y el hecho de que “el aparato norteamericano entrara en el espacio aéreo chino” y aterrizara, sin permiso, en la isla de Hainan (sur de China).

Según informaciones procedentes de Washington, el Pentágono “ya ha encendido los motores de un avión” que viajará desde Guam –ex colonia española cedida a Estados Unidos tras la guerra de finales del siglo XIX–, hasta Hainan y desde allí llevará a los tripulantes del EP-3 a Hawai.

En Hawai, los militares serán interrogados, informa la CNN, sobre su presunta misión de espionaje frente a las costas chinas.

El EP-3 Orion chocó contra un caza chino el pasado 1 de abril cuando sobrevolaba el Mar del Sur de China. Tras la colisión, el F-8 chino resultó gravemente averiado y su piloto, Wang Wei, ya aclamado como “un héroe nacional”, saltó en paracaídas y, al parecer, murió ahogado en el mar.

Mientras George W. Bush, tachado de novato por la prensa oficial china, amenazaba a Pekín con represalias por la tardanza en la liberación de los tripulantes del EP-3 Orión, Pekín dio una lección de paciencia y marcó, desde un primer momento, las pautas a seguir en esta crisis.

Preguntado por la prensa acerca de esta crisis, el presidente chino, Jiang Zemin, actualmente de gira por América latina, respondió en tono relajado “que no quería hablar porque estaba disfrutando de un paseo por el campo”.

“Ha sido una derrota diplomática total de Estados Unidos”, dijo un representante de la Unión Europea (UE), que se mostró sorprendido por la actitud, primero amenazante, después humilde, de George W. Bush.

Ahora ambas partes se concentran en la redacción de “una carta de entendimiento” en la que Estados Unidos mostraría “su pesar” por lo ocurrido, pero sin ofrecer a Pekín una “disculpa formal”, su principal exigencia, lo que tendrá que ser disfrazado “con la magia del juego de palabras”.

Aparte de lo que conoce la prensa, parece ser que tanto Pekín como Washington han jugado “la carta del ganador” haciéndose concesiones mutuas que, a corto plazo, beneficiarán a ambos países.

El presidente chino, Jiang Zemin, arropado por el Ejército, “ha perdonado a Bush” pero se cree, según los analistas, que a cambio obtendrá apoyo en asuntos como el contencioso de Taiwán, considerada por Pekín “una mera provincia rebelde”, en su entrada en la OMC o en su aspiración de albergar los Juegos Olímpicos del 2008.

Aún no es seguro cuando se ordenará la liberación de los tripulantes del EP-3, pero algunos analistas consideran que el jefe de Estado, Jiang Zemin, se reservará ese privilegio para el próximo día 17, cuando regrese a Pekín de su gira por América latina y, como un nuevo emperador del Reino del Centro, ponga fin a la crisis.

Con esa orden, Jiang lanzaría dos mensajes, uno al pueblo: no nos arrodillamos ante Estados Unidos, y otro a George W. Bush: “la China del siglo XXI es un país que, además de no doblegarse, exige un reconocimiento como nueva potencia mundial”.

El autor es periodista de la agencia de noticias EFE.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades