<p>Demócratas y republicanos siguen trabados en tensas negociaciones sobre el techo de la deuda. Según insiste Barack Obama, hay hasta el 2 de agosto, nada más, para aumentar una cifra que está en casi US$ 14,3 billones. De lo contrario, el gobierno tendrá dificultades para pagar sus cuentas y el servicio de la deuda externa (legado de George W.Bush).<br />
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Como lo ha señalado el presidente mismo, “cualquier omisión en cubrir vencimientos equivaldrá efectivamente a un cese de pagos. Por breve que sea, eso deteriorará la confianza en la economía estadounidense y sacudirá más de lo que están a los mercados del exterior”.<br />
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Dándole la razón, la agencia Moody’s Investors Service previno el miércoles sobre ese desenlace y no descartó que EE.UU. perdiera el grado AAA. Eso no sucedió ni en la crisis de los años 30.<br />
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Las autoridades de China decidieron elevar la voz como acreedores principales de EE.UU. El jueves por la noche, había consultas con Japón (segundo acreedor) para sumarse a un pedido en realidad dirigido a legisladores republicanos que quieren ver a Obama precipitarse en la insolvencia.<br />
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Beijing tenía en cartera el 30 de junio casi un billón en títulos de EE.UU. Por tanto, el gigante se halla muy expuesto a los vaivenes de la deuda norteamericana.<br />
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China – EE.UU.: subir el tope de deuda federal
El mayor acreedor mundial de Estados Unidos pidió a Washington proteger a los inversores, afectados por divergencias parlamentarias sobre presupuesto y endeudamiento. Temores sobre cese de pagos norteamericano generaron 2,8% anual de sobretasas.