En el marco de la visita, los dos países han firmado una serie de acuerdos en sectores que van de la agricultura al turismo, la energía y el comercio, así como un pacto para resolver el conflicto sobre los planes de Pekín de construir tres nuevas presas hidroeléctricas en el río Brahmaputra, conocido en tibetano como Yarlung Tsangpo.
China es el segundo mayor socio comercial de India. Sus intercambios alcanzaron 66.500 millones de dólares (51.700 millones de euros) el año pasado, cifra que pretenden incrementar hasta 100.000 millones de dólares (77.700 millones de euros) para 2015.
Sin embargo, durante décadas, China e India se han mirado con un gran recelo —marcado por las rencillas históricas—, que ha crecido en los últimos años a medida que los dos países más poblados de la Tierra buscaban ganar peso internacional, influencia en la región y acceso a los recursos naturales necesarios para alimentar sus pujantes economías.
Las fricciones se han visto alimentadas por las disputas territoriales, ya que ambas naciones vecinas se acusan mutuamente de ocupar territorios que no les pertenecen.
Pero en esta nueva etapa de la administración china, sus líderes recorren el mundo con el propósito de reforzar los lazos con las otras grandes economías emergentes del mundo, a fin de conquistar paulatinamente nuevos espacios en un orden internacional dominado por Estados Unidos.
El viaje de Li Keqiang a India es el primero que realiza al exterior desde que asumió como primer ministro en marzo pasado y, se suma al que efectuó el presidente chino, Xi Jinping, a Rusia y Sudáfrica ese mes, y el vicepresidente Li Yuanchao a Argentina y Venezuela.
Es contacto preparatorio del encuentro que el presidente chino, Xi Jinping, mantendrá con su par de Estados Unidos, Barack Obama en California, los próximos días 7 y el 8 de junio, ha informado la Casa Blanca.
Ambos líderes repasarán los progresos y los retos de la relación bilateral entre EE.UU. y China en los últimos cuatro años y discutirán vías para reforzar su cooperación y afrontar de manera constructiva las diferencias en el futuro, ha indicado el portavoz de la presidencia estadounidense, Jay Carney, en un comunicado.
Será apenas dos semanas después de la visita de Li a la India para mejorar la confianza entre Pekín y Nueva Delhi limando diferencias, en particular sobre los desacuerdos fronterizos, que les llevaron a la guerra en 1962 y han sido fuente constante de tensión diplomática.
Si bien los dos países han firmado pactos para mantener la paz desde el conflicto armado de hace cuatro décadas, la llamada Línea de Control Real entre las dos potencias nucleares no ha sido demarcada nunca formalmente.
Tras su encuentro con Li, el primer ministro indio, Manmohan Singh, ha asegurado este lunes que ahora existe el deseo mutuo de resolver por fin la disputa territorial y que van a establecer un grupo de trabajo conjunto para llegar “lo antes posible†a un acuerdo de la línea limítrofe, que sea “justo, razonable y aceptable para ambosâ€.
Según France Presse, Singh dijo en Nueva Delhi que hay que mantener la paz y la tranquilidad en nuestra frontera, mientras Li afirmó que la rencilla territorial es una resaca histórica, y que los dos Gobiernos desean superarla. Aseguró que se sentaron los principios para arreglar el asunto.
Ambos países han mantenido 15 rondas de conversaciones sin fruto desde la década de 1980: India asegura que China ocupa 38.000 kilómetros cuadrados de su territorio en la meseta Aksai Chin, en los Himalayas occidentales; mientras que China reclama alrededor de 90.000 kilómetros cuadrados en el estado nororiental indio de Arunachal Pradesh.
Sin embargo, actualmente, tanto Pekín como Nueva Delhi tienen grandes ambiciones geopolíticas. Singh ha insistido en que una buena relación bilateral es crucial para el mayor desarrollo de la región, y su homólogo
chino ha afirmado que esta será una verdadera bendición para Asia y el mundo.
Associated Press informó que Li sostuvo que, sin el desarrollo común de China e India, Asia no se hará fuerte y que Singh trasladó al primer ministro Li que el ascenso de China e India es bueno para el mundo.
Coinciden en que existe suficiente sitio en el mundo para acomodar las aspiraciones de crecimiento de los dos pueblos, para hacer realidad lo cual es necesario edificar la comprensión.
Existen otras discrepancias no tan menores, como que Nueva Delhi ve con malos ojos el apoyo inquebrantable de China a Pakistán –rival de India-, mientras que la presencia del líder budista tibetano Dalai Lama y su Gobierno en el exilio en India es fuente constante de irritación en Pekín.
Al mismo tiempo, China se considera la gran potencia asiática; pero India espera que su creciente poderío económico y militar –aún muy inferior al de su vecino del norte- la sitúe algún día en la misma liga.
En este juego de equilibrios, Pekín ha maniobrado para estrechar las relaciones con Nepal y Sri Lanka –área de influencia de India-, mientras Nueva Delhi ha desarrollado alianzas con naciones del sureste asiático.
Li Keqiang tiene previsto visitar también Bombay, tras lo cual viajará a Pakistán, Suiza y Alemania.