China: Bo Xilai, ¿clave golpista vía Internet?

Este pasado 14 de marzo, el partido Comunista defenestró al jefe en Chongqing, un líder carismástico. Eso sacude una imagen monolítica indispensable para el régimen. El 31, la Web y dos microblogs fueron silenciados en medio de rumores de desestabilización.

2 abril, 2012

<p><strong>Prósperos herederos</strong></p>
<p>Hasta su destitución, Bo Xilai fue ganando espacios en escala nacional y muchos dirigentes peregrinaban a su reducto, Chongqing, en pos de apoyo. Pero la notoria ausencia de Hu Jintao en esa urbe –una de las mayores- era una clara señal. Por un parte, el carisma y la autopropaganda de Bo lo hacían popular entre la gente. Por otra, lo alejaban del poder político. Vástago de un fundador del comunismo, Bo integraba una facción extremista de la Guardia Roja y estuvo en la cárcel durante la última fase de la revolución cultural. Más tarde, optó por abrirse camino en la burocracia comunista. <br />
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Pero hay otro factor inquietante para el régimen: los prósperos herederos de la cúpula política en ciudades y provincias. Un ejemplo: días atrás una Ferrari Spider choca contra un puente en el área universitaria metropolitana y el conductor perece al instante. Como afecta al hijo de un jerarca, la noticia no sale en la prensa. Sin embargo, se multiplica en plataformas estilo Weibo, inhabilitada el domingo. <br />
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¿Qué ocurrió? Simple: la censura eliminó hasta la palabra Ferrari, consignándola al erial donde languidecen Liu Xiabao (premio Nobel de la Paz, disidente), Dalai Lama, Bo Xilai o Wukan (pueblo que se rebeló ante la autoridad central).¿Quién es Jia Qinglin, protagonista del accidente? Un hijo ilegítimo del número cuatro en la nomenklatura china. La escasa sutileza de la medida simplemente potenció la difusión de detalles. El problema no es el choque, sino la suma de incidentes y escándalos de una jeunesse dorée, para quien existe una dicotomía: normas para privilegiados y normas para el común de la gente (como en Rusia).<br />
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Esa mezcla de circunstancias promueve ahora rumores sobre un golpe de estado, para el caso vinculados por el círculo subsistente alrededor de Bo Xilai. Las reacciones oficiales no ayudan. Este sábado los dos mayores servicios de microblogs (Sina Weibo, Tencent QQ) suspendieron la opción de comentarios “para neutralizar especies perniciosas”. Esto causa gracia en Taiwán, Vietnam y Singapur, donde no hay cortapisas, pues todos saben que ya Twitter, Facebook y YouTube son víctimas de una censura draconiana. </p>

<p>Sin duda, Bo fue alejado del poder por &ldquo;ideas neomao&iacute;stas&rdquo;, opuestas al pragmatismo desarrollista del gobierno central. Beijing y las ciudades mayores afrontan por cierto una inflexi&oacute;n sin precedentes desde el fin del mao&iacute;smo. La ca&iacute;da del popular dirigente &ndash;otrora poderoso miembro del presidium- revela una feroz lucha interna que inquieta al presidente Hu Jintao y al premier Wen Jiabao.<br />
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Hace dos semanas, &eacute;ste advert&iacute;a que &ldquo;el pa&iacute;s podr&iacute;a recaer en un caos &ndash;justamente- como el de la revoluci&oacute;n cultural de 1966/76&rdquo;. En realidad, las cabezas del sistema aprovecharon la situaci&oacute;n para promover m&aacute;s econom&iacute;a de mercado, menos grupos de inter&eacute;s y m&aacute;s dinamismo en el partido Comunista para responder a los nuevos desaf&iacute;os.<br />
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Ambos dirigentes presentan como &ldquo;reformas pol&iacute;ticas&rdquo; el paquete lanzado durante la asamblea anual del congreso. &ldquo;Al poner el acento en esta segunda revoluci&oacute;n cultural enfatizan los riesgos de desde&ntilde;arlas o postergarlas y se presenta a Bo como chivo emisario&rdquo;. Eso sostiene Zhang Ming, experto de la universidad capitalina.<br />
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Por cierto, desde 2007, el populista Bo llev&oacute; a cabo una campa&ntilde;a orientada contra la izquierda m&aacute;s conservadora y &ldquo;ultramontana&rdquo;. O sea, los comunistas hist&oacute;ricos. Por su lado, tambi&eacute;n Wen impulsa menos capitalismo de estado y una estrategia de desarrollo m&aacute;s activa. No por casualidad, esto sucede meses despu&eacute;s de cumplir noventa a&ntilde;os el comunismo chino. Algunos analistas de Hongkong, Tokio y Singapur &ndash;y el Banco Mundial- coinciden en que &ldquo;el actual modelo de crecimiento no es sostenible&rdquo;.<br />
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Sin llegar a ese extremo, los &ldquo;reformistas de 1999&rdquo; afirman que el predominio de bancos y compa&ntilde;&iacute;as estatales debe recortarse y el sector privado ha de reforzarse. Exactamente eso se&ntilde;alaba entonces el comit&eacute; central de partido pero, en trece a&ntilde;os, los progresos han sido casi nulos. &ldquo;Resulta dif&iacute;cil impedir que las empresas estatales obtengan del sector p&uacute;blico capital y contratos, manipulando decisiones a su gusto&rdquo;, apunta el South China Morning Post ariete de las cr&iacute;ticas &ldquo;capitalistas&rdquo;.</p>
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