<p>El presidente ha sido el último signatario del documento. Pero lo suyo no fue gratis: logró meter una cláusula por la cual los alemanes étnicos expulsados de los Sudetes, finalizada la II guerra mundial, no podrán reclamar bienes confiscados por el régimen comunista en 1948.</p>
<p>El caso tiene sus bemoles. La Silesia tramontana fue incorporada a la flamante Checoslovaquia en 1920, pero su población era tan germana como en la Silesia cismontana. Ésta nunca dejó de pertenecer a Berlín desde que Viena la perdió en 1740. En 1937, ya anexada Austria, Adolf Hitler ocupó los Sudetes y luego toda la actual Chequia (Eslovaquia se mantuvo autónoma con un gobierno filonazi). A todo esto, Klaus mismo proviene de una familia alemana, como lo indica el apellido.</p>
<p>A partir del mes próximo, entonces, la Unión Europea tendrá una constitución “light”, según definición del portugués José Manoel Durâo Barroso, último presidente de la comisión europea. Sus principales funciones políticas pasarán a un presidente -elegido por el futuro consejo- que durará dos años y cuyo mandato podrá renovarse una vez. El texto original del tratado data de diciembre de 2007, pero los debates habían empezado en 2005.</p>
<p>Por entonces y hasta hoy, la cuestión más espinosa es Turquía, una economía en desarrollo con 70 millones de musulmanes. En población, sólo la supera Alemania dentro de la UE (82 millones). Pero Angora representa un país sólidamente islámico, en tanto Berlín engloba dos expresiones cristianas muy distintas: luterana y católica romana.</p>
<p>Como los mayores países de supuesta mayoría católica –Italia, Francia, España- no obedecen al papado, este ha recurrido a la nación más creyente, Polonia, para operar contra el ingreso turco. Contra el Vaticano, Estados Unidos y Rusia apoyan a Angora, pues ésta acaudilla un bloque estratégico de repúblicas turcoparlantes desde el Cáucaso hasta la frontera china.</p>
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Checos: finalmente, Vaclav Klaus firmó el acuerdo de Lisboa
Sin otra opción tras el sí de la corte suprema, la aprobación de Praga permitirá que el 1º de diciembre entre en vigencia una miniconstitución muy traqueteada. Lo de Klaus duró dos años y fue kafkiano, toda una ironía tratándose de checos.