Cepo cambiario atenta contra la generación de divisas por venta de soja

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Hasta mediados de febrero los exportadores declararon compras por 3 millones de toneladas, 53% por debajo del mismo período del ciclo pasado. Esto ocurre porque el grano se liquida a cambio oficial y, aún con una cotización internacional de la soja en niveles atractivos, las expectativas de devaluación hacen que el productor venda únicamente el grano necesario para afrontar gastos.

Carolina Schuff
Coordinadora de Sectores Económicos – abeceb.com
¿Cuál es el saldo remanente de soja que aún queda por vender de la campaña pasada y cuáles son los incentivos que tiene los productores para venderla? Son esas las dos interrogantes entre las que se debaten hoy no sólo el sector agrícola y el Gobierno, sino toda la economía en general. Es que de este factor depende el ingreso de más o menos divisas y la posible flexibilización del cepo cambiario y las trabas a las importaciones.
Para responder el interrogante hay que mirar primero los datos de las reservas de granos. De acuerdo con las cifras del Ministerio de Agricultura, el stock final de las campañas 2009/10 y 2010/11 fue de 3,13 y 4,23 millones de toneladas respectivamente, un 6% de la producción en el primer caso y un 8,6% en el segundo.
Por su parte, la cosecha de la campaña 2011/12 fue muy inferior a las pasadas (40MT, una caída del 18%), y ante una menor caída de la industrialización (-5%), se produjo una reducción de las existencias. El stock final de soja de esa campaña terminó en 2 millones de toneladas, representando un 5,2% de la producción del ciclo. 
El remanente del grano al final de cada campaña es usado por los productores en los meses de enero y febrero, en la medida que requieran hacer frente a gastos en los cultivos (como agroquímicos, servicios o inversión en maquinaria) de la campaña siguiente. La mala cosecha del último ciclo generó que se consumiera gran parte del stock con el que arrancó la campaña 2011/12 (de 4,2 millones de toneladas), cerrando de esta manera cercano a las 2 millones de toneladas. Es decir, que en términos de disponibilidad de granos, se parte de una base de que el stock remanente es significativamente inferior al de las campañas pasadas. 
Las perspectivas para la campaña 2012/13 son más auspiciosas, ubicándose las proyecciones entre 50 y 53 millones de toneladas. Sin embargo, la cosecha arranca recién en mayo, y las ventas futuras de dicha cosecha también se encuentran retrasadas. Además, esas ventas futuras aún no han mostrado un incentivo por parte de los productores a desprenderse de la soja. Al 13 de febrero, según datos del Ministerio de Agricultura, los exportadores declararon compras por 3 millones de toneladas, 53% por debajo de lo declarado en el mismo período del ciclo pasado.
Este comportamiento se explica fundamentalmente por la existencia del cepo cambiario, la brecha entre el dólar oficial y el blue, y las expectativas de devaluación. Dado que el grano se liquida a tipo de cambio oficial, aun con una cotización internacional de la soja en niveles atractivos, las expectativas de devaluación hacen que el productor tenga un incentivo mantenerse posicionado en un activo que cotiza en dólares y vender únicamente el grano necesario para afrontar gastos.
En este sentido, el hecho de que la campaña de trigo 2012/13 haya sido mala (9,8 MT contra 13 MT proyectadas inicialmente) juega a favor del gobierno y lleva a muchos productores a tener que desprenderse del grano stockeado para financiar la campaña gruesa.
Sin embargo, en términos generales, la existencia del cepo cambiario en un año que además suma incertidumbre por ser año electoral, configura un esquema de incentivos al productor que va en contra de la necesidad de la administración nacional de adelantar la liquidación de divisas, y que también puede impactar en la industria ante una menor disponibilidad de grano para elaborar aceite, harinas y biodiesel. 

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