<p>A los enormes costos económicos que suponen las actividades en el área Afganistán-Pakistán se suman ahora costos que afectan la figura presidencial. De un modo u otro, en Estados Unidos –como en la ex Unión Soviética- la primacía del poder civil es intocable, como lo demostró la presidencia de un general cinco estrellas, Dwight Eisenhower (1953/60). Como en la guerra de secesión, un militar prestigioso, pero no mucho, en el campo de batalla –McChrystal, tres estrellas- sugirió a la frívola revista Rolling Stone que el presidente era débil ante amenazas externas al país. En este caso, Afganistán, los talibán, al-Qa’eda y quizás Irán. <br />
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Pero Obama dedujo que el mayor riesgo era ese entorchado remiso al poder civil, más si lo encarna un hombre de color. No extraña, pues, que –conocido el despido, activistas de ultraderecha vinculados al movimiento “Tea party” (contra las reformas financiera y de salud) deplorasen junto a Hamid Karzaí, presidente afgano, el fin del general. <br />
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Estos acontecimientos dejan a David Petraeus, cuatro estrellas, nuevamente a cargo del área Afganistán-Pakistán. En términos castrenses, el máximo ideólogo de la contraguerrilla reemplaza a quien exigía “40.000 tropas adicionales ya mismo o todo se vendrá abajo en Kabul y, especialmente, Kandahar, la metrópoli del sur”. Su forzado sucesor deberá transitar un camino intermedio. <br />
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Objetivamente, la breve tenida de McChrystal (septiembre a junio) agravó problemas que Petraeus, veterano de dos guerras en Irak, no había podido resolver como máximo comandante (desde 2008) sobre Mesopotamia y Afganistán-Pakistán. Por supuesto, se trata de un militar “civilizado” que logró encaminar la situación en Bagdad, cuyo carácter es opuesto al de su ex subordinado. <br />
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Lo que recibe Petraeus es una herencia casi imposible de encaminar en un lapso razonable. Sólo en tres semanas de junio, las fuerzas conjuntas tuvieron 75 muertos, que totalizan 1.860 bajas en nueve años, de las cuales 1.130 son norteamericanas. Las cifras reflejan los despliegues a marzo: 119.500 hombres en conjunto, 78.450 (EE.UU.), 9.500 (Gran Bretaña), 4.350 (Alemania), 3.750 (Francia), 3.300 (Italia, donde cae el apoyo público a la aventura) y 20.100 el resto.</p>
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Caso McChrystal: otro costo de Afganistán
El general Joseph Hooker pretendió ser dictador de sus tropas en 1863; Abraham Lincoln lo desplazó de su cargo. En 1951, Douglas MacArthur un héroe- quiso llevar a China la guerra de Corea. Henry Truman lo mandó a retiro. Barack Obama sólo relevó a Stanley McChrystal.