Caso McChrystal: otro costo de Afganistán

El general Joseph Hooker pretendió ser dictador de sus tropas en 1863; Abraham Lincoln lo desplazó de su cargo. En 1951, Douglas MacArthur –un héroe- quiso llevar a China la guerra de Corea. Henry Truman lo mandó a retiro. Barack Obama sólo relevó a Stanley McChrystal.

24 junio, 2010

<p>A los enormes costos econ&oacute;micos que suponen las actividades en el &aacute;rea Afganist&aacute;n-Pakist&aacute;n se suman ahora costos que afectan la figura presidencial. De un modo u otro, en Estados Unidos &ndash;como en la ex Uni&oacute;n Sovi&eacute;tica- la primac&iacute;a del poder civil es intocable, como lo demostr&oacute; la presidencia de un general cinco estrellas, Dwight Eisenhower (1953/60). Como en la guerra de secesi&oacute;n, un militar prestigioso, pero no mucho, en el campo de batalla &ndash;McChrystal, tres estrellas- sugiri&oacute; a la fr&iacute;vola revista Rolling Stone que el presidente era d&eacute;bil ante amenazas externas al pa&iacute;s. En este caso, Afganist&aacute;n, los talib&aacute;n, al-Qa&rsquo;eda y quiz&aacute;s Ir&aacute;n. <br />
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Pero Obama dedujo que el mayor riesgo era ese entorchado remiso al poder civil, m&aacute;s si lo encarna un hombre de color. No extra&ntilde;a, pues, que &ndash;conocido el despido, activistas de ultraderecha vinculados al movimiento &ldquo;Tea party&rdquo; (contra las reformas financiera y de salud) deplorasen junto a Hamid Karza&iacute;, presidente afgano, el fin del general. <br />
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Estos acontecimientos dejan a David Petraeus, cuatro estrellas, nuevamente a cargo del &aacute;rea Afganist&aacute;n-Pakist&aacute;n. En t&eacute;rminos castrenses, el m&aacute;ximo ide&oacute;logo de la contraguerrilla reemplaza a quien exig&iacute;a &ldquo;40.000 tropas adicionales ya mismo o todo se vendr&aacute; abajo en Kabul y, especialmente, Kandahar, la metr&oacute;poli del sur&rdquo;. Su forzado sucesor deber&aacute; transitar un camino intermedio. <br />
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Objetivamente, la breve tenida de McChrystal (septiembre a junio) agrav&oacute; problemas que Petraeus, veterano de dos guerras en Irak, no hab&iacute;a podido resolver como m&aacute;ximo comandante (desde 2008) sobre Mesopotamia y Afganist&aacute;n-Pakist&aacute;n. Por supuesto, se trata de un militar &ldquo;civilizado&rdquo; que logr&oacute; encaminar la situaci&oacute;n en Bagdad, cuyo car&aacute;cter es opuesto al de su ex subordinado. <br />
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Lo que recibe Petraeus es una herencia casi imposible de encaminar en un lapso razonable. S&oacute;lo en tres semanas de junio, las fuerzas conjuntas tuvieron 75 muertos, que totalizan 1.860 bajas en nueve a&ntilde;os, de las cuales 1.130 son norteamericanas. Las cifras reflejan los despliegues a marzo: 119.500 hombres en conjunto, 78.450 (EE.UU.), 9.500 (Gran Breta&ntilde;a), 4.350 (Alemania), 3.750 (Francia), 3.300 (Italia, donde cae el apoyo p&uacute;blico a la aventura) y 20.100 el resto.</p>
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