Bush veta mejoras en atención médica a chicos pobres

La reacción general contra George W.Bush es explicable. Mientras pide US$ 190.000 millones extras para tirar en una guerra perdida (Irak), rechaza otorgar 35.000 millones en cinco añlos para niños sin recursos.

4 octubre, 2007

El proyecto cuenta con apoyo bipartidario en el congreso y se financiará vía un gravámen adicionael sobre los cigarrillos. Por otra partem el monto real involucrado es modesto: sólo eleva de US$25.000 a 35.000 millones la partida con vistas al quinquenio fiscal 2008/9-2012/3.

Naturalmente, los demócratas acusaron al presidente de discriminar a los chicos de escaso recursos –rasgo típico en el personaje- y se comprometieron a dar revertir el veto. Aunque Henry Paulson (Goldman Sachs), secretario de hacienda, respalda a Bush, un grupo de republicanos se ha unido a los opositores. No es para menos, pues este tipo de actitudes tejanas los perjudicará en las elecciones locales de 2008.

Usando un libreto de Paulson, el presidente sostiene que financiar esas partidas adicionales impliocva “estatizar el sistema nacional de salud”. Esto es una doble ironía. Primero, porque el aumento se cubre con un impuesto extra a un producto nocivo –el tabaco-, pero cuyo “lobby” en Washington es todavía fuerte.

Segundo, Bush olvida que algo tan estatizado como la guerra (más ahora, con el fracaso de ejércitos privados en Irak) viene costando ya más de doce veces lo solicitado para diez millones de niños. “Este gobierno ayuda a los chicos a obtener cobertura vía seguros de salud privados, no fondos federales”, dijo sin que se le moviera un pelo. Dos encuestas tras esa expresiones muestran que la aceptación pública del presidente roza 20/21%, pisos récord.

El proyecto cuenta con apoyo bipartidario en el congreso y se financiará vía un gravámen adicionael sobre los cigarrillos. Por otra partem el monto real involucrado es modesto: sólo eleva de US$25.000 a 35.000 millones la partida con vistas al quinquenio fiscal 2008/9-2012/3.

Naturalmente, los demócratas acusaron al presidente de discriminar a los chicos de escaso recursos –rasgo típico en el personaje- y se comprometieron a dar revertir el veto. Aunque Henry Paulson (Goldman Sachs), secretario de hacienda, respalda a Bush, un grupo de republicanos se ha unido a los opositores. No es para menos, pues este tipo de actitudes tejanas los perjudicará en las elecciones locales de 2008.

Usando un libreto de Paulson, el presidente sostiene que financiar esas partidas adicionales impliocva “estatizar el sistema nacional de salud”. Esto es una doble ironía. Primero, porque el aumento se cubre con un impuesto extra a un producto nocivo –el tabaco-, pero cuyo “lobby” en Washington es todavía fuerte.

Segundo, Bush olvida que algo tan estatizado como la guerra (más ahora, con el fracaso de ejércitos privados en Irak) viene costando ya más de doce veces lo solicitado para diez millones de niños. “Este gobierno ayuda a los chicos a obtener cobertura vía seguros de salud privados, no fondos federales”, dijo sin que se le moviera un pelo. Dos encuestas tras esa expresiones muestran que la aceptación pública del presidente roza 20/21%, pisos récord.

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