Bush: su fracaso obligará a Obama o MacCain a ser nuevos F.D.Roosevelt

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Cuando George W. asumió en enero de 2001, su meta era “restaurar la dignidad de la Casa Blanca, mancillada por el escándalo Lewinski”. Pero William J.Clinton le legaba un superávit de US$ 296.000 millones y apenas 4,2% de desempleo.

<p>Ocho a&ntilde;os m&aacute;s tarde, M&oacute;nica es apenas un recuerdo, pero el sucesor de Bush afrontar&aacute; la peor recesi&oacute;n inmobiliaria en generaciones, una crisis bancaria, un d&oacute;lar a menos de &euro; 0,63, desempleo superior a 5,5% y nafta a m&aacute;s de US$ 1,05 el litro.</p>
<p>En el exterior, Obama &ndash;ya lo propuso- o McCain (no atina a encarar el asunto) deber&aacute;n sacar tropas de Irak y mudarlas a Afganist&aacute;n, am&eacute;n de negociar las relaciones con Ir&aacute;n y frenar el anacr&oacute;nico belicismo israel&iacute;. Por encima de todo, cualquiera de ambos deber&aacute; moverse en un escenario donde Estados Unidos ya no es superpotencia &uacute;nica. Ante Washington se yerguen China, Rusia y &ndash;en lo econ&oacute;mico- la Uni&oacute;n Europea.</p>
<p>Seg&uacute;n un an&aacute;lisis de Bloomberg, en el futuro &ldquo;los historiadores dir&aacute;n que la herencia de Bush presentar&aacute; a su sucesor dilemas como los que Herbert Hoover leg&oacute; a Franklin D.Roosevelt en plena depresi&oacute;n de 1932/9&rdquo;. Igual opina Robert Dallek, bi&oacute;grafo de John F.Kennedy y Lyndon B.Johnson. Pocos se acuerdan del &ldquo;choque de civilizaciones&rdquo; inventado por Samuel Huntington, hoy furioso racista.</p>
<p>Naturalmente, la agencia especializada conf&iacute;a en que la dimensi&oacute;n de esos problemas obligue a posponer tres temas que molestan a Wall Street. A saber, atenci&oacute;n m&eacute;dica universal, rebajas tributarias a la clase media (no a los estamentos privilegiados por Bush) y reforma inmigratoria.</p>
<p>As&iacute; propone Barack Obama. En cuanto a John McCain, es republicano e inquieta menos al mercado. Por una parte, insiste en regalos impositivos a clases pudientes y grandes empresas, como Bush. Por la otra, empero, no gustan al &ldquo;lobby&rdquo; petrolero sus planes para energ&iacute;a y combustibles alternativos. Sea como fuere, EE.UU precisar&aacute; una mezcla de Roosevelt y Kennedy para salir del brete.</p>
<p>Durante la campa&ntilde;a electoral de 2000, &uacute;ltimo a&ntilde;o del siglo XX, la confianza del p&uacute;blico marcaba picos. En agosto, 89% de encuestados sosten&iacute;a que la econom&iacute;a marchaba muy bien y, s&oacute;lo en el primer semestre, se hab&iacute;an creado 1.300.000 puestos laborales. El pa&iacute;s viv&iacute;a una fase expansiva desde 1991.</p>
<p>La siempre optimista oficina presupuestaria del congreso calculaba un super&aacute;vit primario de US$ 5,6 billones en el decenio 2001/10. Bush aseguraba que lo restituir&aacute; a los contribuyentes v&iacute;a desembolsos tributarios.</p>
<p>Pero sobrevinieron la recesi&oacute;n de 2001, los ataques del 11 de septiembre, la psicosis del terrorismo, Irak, Afganist&aacute;n y dos billones en desgravaciones a gente pr&oacute;spera, gastos b&eacute;licos y subsidios a petroleras tejanas. De 2001/2 a 2007/8, la gesti&oacute;n fiscal elev&oacute; en US$ 1,7 billones la deuda nacional. Hoy, 85% de norteamericanos sostiene que la econom&iacute;a va mal y, tras ella, los peores problemas son las dos guerras en Asia occidental, la salud p&uacute;blica y, bastante lejos, el terrorismo y la inmigraci&oacute;n ilegal (dos temas inflados por los medios y la ultraderecha republicana.<br />
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