Buenos Aires: Montevideo es un paraíso de fondos obscuros

Ante el grupo de acción financiera internacional, Argentina acusa Uruguay por no luchar contra el lavado de fondos, en particular los destinados al terrorismo. De hecho, la banca “off shore” local canaliza operaciones de la triple frontera.

25 febrero, 2007

La denuncia fue presentada el viernes por Juan Marteau, delegado argentino ante el GAFI, y Zenón Biagosh (banco central) ante Frank Swedlove, norteamericano y presidente del grupo. Esto deja en desairada posición a Estados Unidos –su presidente visitará Uruguay en marzo-, que silencia esos problemas por dos razones: (a) trata de sacar al pequeño país del Mercosur, (b) varios bancos grandes se benefician con el carácter extraterritorial de Montevideo.

Esta denuncia forma parte de un proceso iniciado por Néstor Kirchner, el 20 de diciembre, al elevar un proyecto de ley para reprimir el terrorismo internacional y el lavado de dinero que lo financia. Uruguay y Paraguay (usufructuario principal de la triple frontera) miraban para otro lado. Naturalmente, el gobierno oriental se escandalizó.

Sucede que, presionados por EE.UU. y la banca privada, en julio el GAFI y el Fondo Monetario Internacional salieron a elogiar la política financiera uruguaya. Por su parte, el proyecto argentino define al terrorismo como asociación ilícita, penaliza acciones de tipo étnico, político o religioso y castiga el blanqueo doloso de fondos.

En forma paralela, una nota de Felisa Miceli señala lo que todos saben desde los años 70: Uruguay “es un centro financiero off shore, con total ausencia de restricciones al secreto bancario”. Menciona “su actual legislación, que no ofrece adecuada transparencia y promueve abusos en la constitución y uso de sociedades”. En realidad, son firmas fantasmas y ciertos estudios de la ciudad vieja albergan docenas al mismo tiempo.

En rigor, Montevideo fue convertida en plaza extraterritorial como efecto lateral del “plan cóndor”, o sea la coordinación entre los regímenes militares de Chile, Paraguay, Argentina, Uruguay y Brasil en los años 70. Mientras los “·negocios minoristas” pasan por el triángulo Hernandarias-Foz do Iguaçú-Puerto Iguazú, los “mayoristas” lo hacen por Montevideo.

La influencia de la banca extraterritorial –que no aporta a la economía real del país- alcanza los dos partidos tradicionales y el frente amplio. Explica, pues, la derechización de Tabaré Vázquez y su gobierno. Otro resultado es un dólar anómalamente barato ($ur. 24,50, cuando debiera estar sobre 32), pero precios altos. Mientras la canasta familiar oriental es 35% más cara que la argentina, el salario real es 40% inferior.

La denuncia fue presentada el viernes por Juan Marteau, delegado argentino ante el GAFI, y Zenón Biagosh (banco central) ante Frank Swedlove, norteamericano y presidente del grupo. Esto deja en desairada posición a Estados Unidos –su presidente visitará Uruguay en marzo-, que silencia esos problemas por dos razones: (a) trata de sacar al pequeño país del Mercosur, (b) varios bancos grandes se benefician con el carácter extraterritorial de Montevideo.

Esta denuncia forma parte de un proceso iniciado por Néstor Kirchner, el 20 de diciembre, al elevar un proyecto de ley para reprimir el terrorismo internacional y el lavado de dinero que lo financia. Uruguay y Paraguay (usufructuario principal de la triple frontera) miraban para otro lado. Naturalmente, el gobierno oriental se escandalizó.

Sucede que, presionados por EE.UU. y la banca privada, en julio el GAFI y el Fondo Monetario Internacional salieron a elogiar la política financiera uruguaya. Por su parte, el proyecto argentino define al terrorismo como asociación ilícita, penaliza acciones de tipo étnico, político o religioso y castiga el blanqueo doloso de fondos.

En forma paralela, una nota de Felisa Miceli señala lo que todos saben desde los años 70: Uruguay “es un centro financiero off shore, con total ausencia de restricciones al secreto bancario”. Menciona “su actual legislación, que no ofrece adecuada transparencia y promueve abusos en la constitución y uso de sociedades”. En realidad, son firmas fantasmas y ciertos estudios de la ciudad vieja albergan docenas al mismo tiempo.

En rigor, Montevideo fue convertida en plaza extraterritorial como efecto lateral del “plan cóndor”, o sea la coordinación entre los regímenes militares de Chile, Paraguay, Argentina, Uruguay y Brasil en los años 70. Mientras los “·negocios minoristas” pasan por el triángulo Hernandarias-Foz do Iguaçú-Puerto Iguazú, los “mayoristas” lo hacen por Montevideo.

La influencia de la banca extraterritorial –que no aporta a la economía real del país- alcanza los dos partidos tradicionales y el frente amplio. Explica, pues, la derechización de Tabaré Vázquez y su gobierno. Otro resultado es un dólar anómalamente barato ($ur. 24,50, cuando debiera estar sobre 32), pero precios altos. Mientras la canasta familiar oriental es 35% más cara que la argentina, el salario real es 40% inferior.

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