<p>Al mismo tiempo, está promoviendo un peligroso estamento de supermillonarios en urbes cercadas por villas miseria, tales como San Pablo o Río de Janeiro. Entretanto, Brasil tiene mayor margen para lidiar con la Unión Europea y Estados Unidos, tras el colapso de la ronda Doha. Al cabo de siete años, esas negociaciones se derrumbaron esta semana, a raíz de exigencia de China, India y otros para que esas dos potencias y Japón redujesen en serio subsidios agrícolas. Fue clara señal de que las economías emergentes avanzan sobre las centrales.</p>
<p>Al presidente Luiz Inácio Lula da Silva no le fue fácil llegar a esto. En 2002, ganó las elecciones pese a una campaña feroz de medios norteamericanos -“Wall Street Journal” era uno- y británicos (“Financial Times”, “Economist”). Ya en el poder, demostró sagacidad para manejar la economía y evitar arranques populistas como los de Venezuela o Bolivia.</p>
<p>En vez, promovió crecimiento combinando astucia ante los mercados especulativos (San Pablo, en esencia, que debe aguantar un dólar a apenas R.1,60) y programas sociales que va sacando a millones de la pobreza. Célebre desde antiguo por la inicua distribución de la riqueza, entre 2001 y 2007 Brasil redujo 6% la brecha de ingresos, más que cualquier otro país de la región. Mientras el 10% más alto acumuló 7% anual en ese lapso, el 10% más bajo lo hizo en 58%.</p>
<p>Pero Brasil también invierte más que los demás países grandes de la zona en obras y servicios públicos. Por ejemplo, en 2006 cuadruplicaba a México en términos de gastos de capital sobre producto bruto interno. Estas tendencias parecen mantenerse en el futuro previsible. En tanto EE.UU. y parte de la UE afrontan recesión y sufren una doble crisis sin salida perceptible (malas hipotecas, crédito), Brasil no padece varias de las vulnerabilidades de otras potencias emergentes.</p>
<p>El país ha diversificado la base industrial, algo que China e India tratan de emular, tiene un sector agrícola orientado a tierras vírgenes y una enorme masa de recursos naturales subexplotada. En materia de hidrocarburos, recientes hallazgos ubicarán a Brasil entre las potencias petroleras en pocos años. Sin embargo, si bien la exportación de productos primarios ha influido mucho en el crecimiento, el país depende menos de ellos, pues tiene un impresionante mercado interno (185 millones de habitantes) con mayor capacidad de compra. De hecho, con una moneda fuerte –que el Mercosur podrían trasformar en divisa- y la inflación controlada, el gasto de los brasileños –como ocurre en las economías centrales- funciona ya como factor clave de un PBI que se expandió 5,4% en 2007.</p>
<p>Volviendo a los hidrocarburos, Petrobrás asombró hace poco al mundo señalando que los yacimientos submarinos al sudeste del litoral más acá de Río y Santos podrían contener reservas por más de 30.000 millones. Sólo uno de ellos (Tupí), pese a costos y dificultades técnicas, producirá unos 100.000 barriles diarios hacia 2010. Ese volumen superará el millón de 2015 en adelante. Entretanto, Brasil se ha diversificado y casi no lo afectará el enfriamiento en EE.UU.: sus exportaciones a ese mercado representan sólo 2,5% del PBI, contra 25% de México.</p>
<p> </p>
Brasil: una economía fuerte y heterodoxa lo lleva a la cima
El mayor país de Latinoamérica y sexto del mundo por tamaño va en vías de cristalizar su sueño de potencia. De hecho, el gigante vive la mayor y más sostenida expansión en más de treinta años y eso se percibe en la economía y la sociedad.