Brasil ¿superpotencia en el primer tercio del siglo?

Por supuesto, los pronósticos geopolíticos a cien años vista no valen. Baste recordar que, hace una centuria, nadie preveía el colapso de tres imperios, el austrohúngaro, el otomano y el británico. Tampoco la aparición del soviético y su fin.

27 octubre, 2009

<p>Eso sugiere que, en el caso actual de Brasil, los gur&uacute;es deber&aacute;n restringir el horizonte a alrededor de 2033/5, que ya es mucho y, por otra parte, coincide con una fecha clave para el agotamiento de hidrocarburos. Resulta, pues, sugestivo que el ascenso brasile&ntilde;o se relacione hoy con el descubrimiento de vastas reservas submarinas frente a las costas sudorientales.<br />
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En otro plano, la bolsa de San Pablo &ndash;&uacute;nica sustancial en Sudam&eacute;rica- ha incorporado a su lista de l&iacute;deres la filial local de Banco Santander Central Hispano, un paquete de US$ 8.000 millones. Es la mayor operaci&oacute;n de su tipo en el mundo. En una dimensi&oacute;n m&aacute;s trivial, el gigante latino se impuso a Tokio, Chicago y Madrid como sede de la copa mundial de f&uacute;tbol 2014 y los juegos ol&iacute;mpicos 2016.<br />
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Por supuesto, muchos analistas pol&iacute;ticos y econ&oacute;micos tienen grandes dudas sobre el control de la violencia social, particularmente en las inmensas villas miseria. Como en M&eacute;xico, la marginaci&oacute;n extrema y el narcotr&aacute;fico funcionan en t&aacute;ndem. Si a veces parece mayor al norte es por su vecindad con Estados Unidos, donde unas veinte ciudades &ndash;sudeste y sudoeste del pa&iacute;s- han sido infiltradas por bandas mexicanas y maras centroamericanas.<br />
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En Brasil, adem&aacute;s, el delito &ldquo;minorista&rdquo; castiga las espectaculares playas, desde Santa Catalina hasta Cear&aacute;. Una t&iacute;pica combinaci&oacute;n entre ladrones, asaltantes de caminos y polic&iacute;a corrupta afecta el turismo, un negocio clave en el este, el noreste y el sudeste del pa&iacute;s.<br />
En s&iacute;ntesis, es una geograf&iacute;a de inquietantes contrastes. En un territorio de inmensas riquezas naturales &ndash;renovables o no- y s&oacute;lida estructura industrial o energ&eacute;tica, mueren decenas de miles, v&iacute;ctimas de la violencia. No es todav&iacute;a pol&iacute;tica, pero algunas situaciones lo son: en el estado de San Pablo m&aacute;s de veinte c&aacute;rceles de media o alta seguridad coexisten con una docena de grandes favelas en la capital.<br />
El perfil de la violencia urbana incluye a Brasil en un grupo de naciones que, seg&uacute;n Naciones Unidas, viven &ldquo;guerras civiles de baja intensidad&rdquo;. Igual que M&eacute;xico. En el &uacute;ltimo copamiento policial de una villa carioca y durante un fin de semana, perecieron catorce uniformados. Inclusive, los narcos derribaron un helic&oacute;ptero. Algunos medios comparaban eso con una guerra civil lisa y llana, la de Afganist&aacute;n. En resumen, al presidente Luiz In&aacute;cio da Silva le costar&aacute; cumplir con su promesa de &ldquo;limpiar las favelas de narcotraficantes&rdquo;. Para 2016, a&ntilde;o ol&iacute;mpico, este siglo estar&aacute; a punto de alcanzar el primer tercio y los restantes dos ni siquiera pueden imaginarse..</p>
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