Los nuevos datos publicados por el Ministerio de Industria brasileño muestran que en agosto el déficit bilateral con Brasil se retrajo en perspectiva interanual por cuarto mes consecutivo. Así, los US$ 4.200 millones de déficit bilateral que se registran en 8 meses del año implican una caída de 19,4% del rojo comercial con Brasil respecto al mismo período de 2017.
En el mes de referencia – según informa la consultora ABECEB- las exportaciones argentinas al país vecino crecieron 38,8%, mientras que las compras decrecieron 4,8%. Así, en el acumulado hasta agosto las ventas a Brasil muestran una expansión del 18,2%, mientras las importaciones están virtualmente estancadas (+0,9%).
Las exportaciones a Brasil han mostrado un desempeño mejor al agregado del mundo, teniendo en cuenta que la canasta exportadora al país vecino es menos vulnerable al efecto sequía. De hecho, según datos del INDEC, las exportaciones del primer semestre se componen en un 50% de productos de la industria automotriz, un 18% de ventas de trigo (que por una cuestión en los tiempos de cosecha no fue afectado por los factores climáticos en la región pampeana), y otros productos principales que incluyen polímeros plásticos, aceites de petróleo, cebollas y aparatos. Así, el comercio bilateral se ha beneficiado marcadamente de la situación del comercio automotriz, donde las ventas a Brasil han crecido en torno al 38%, a cuenta de la mayor demanda por una economía brasileña que se recupera lentamente y la puesta en marcha de algunos modelos nuevos de fabricación local y de la mayor demanda de trigo de Brasil.
En cambio, la importación de vehículos desde Brasil ya venía desacelerando (+4% de crecimiento interanual de las importaciones en el primer semestre), hecho que se acentuará hasta convertirse en caída por la suba del tipo de cambio y el menor consumo en el país. Además, se suma el freno generalizado en los sectores de importación que supone la baja en la actividad y la apreciación relativa del real brasileño.
Así, a medida que se vaya retrayendo el déficit automotriz (acumula una caída de 11% en el primer semestre), junto con la depresión en general de las importaciones desde el país vecino, iremos convergiendo a un déficit que oscilaría en torno a la mitad de lo que fue el año pasado, de US$ 8.500 millones.