<p>Por ahora, asoman tres bloques en la cumbre. Uno, abroquelado en torno del Fondo Monetario Internacional, abarca Estados Unidos (Barack Obama), Japón (Taro Aso) y Gran Bretaña (Gordon Brown). Otros lo integran Alemania (Angela Merkel), Francia (Nicolas Sarkozy) y Brasil mismo (Lula). Tratando de limar asperezas, operan China –posible líder en la década siguiente-, India, Rusia y varios emergentes más.<br />
En verdad, Brasil oscila entre los bloques dos y tres, acompañado por Argentina, Australia y Nueva Zelanda. “Cada día que pasa sin soluciones concretas –subrayaba Lula- significa más problemas y sufrimientos” Pero el mandatario no quiso anticipar sus propias propuestas para la cumbre.</p>
<p>No obstante, insistió en un punto: “ya no debemos depender de una sola divisa común, aunque el proceso de incorporar otras lleve tiempo”. En esta materia, hay matices. Mientras el euro avanza desde hace rato como competidor del dólar, Beijing promueve activamente el yüan y, ya, lo opone al yen, una de las tres monedas de su canasta cambiaria (dólar, euro, yen).<br />
Un grupo de países algo al margen de este encuentro, los árabes petroleros, también tiene ideas sobre el dólar, su referencia tarifaria. En realidad, fue la Unión de Emiratos, en 2006, quien lanzó la primera iniciativa para aplicar una canasta a los hidrocarburos. Al año siguiente, Rusia los emuló, pero con notoria falta de realismo: proponía un “petrorrublo” para la Comunidad de Estados Independientes (la ex URSS). En cuanto a dos divisas históricas, la libra y el franco suizo, representan hoy economías de segundo orden.</p>
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Brasil exige madurez a un dividido Grupo de los 20
El cielo seguía tormentoso en Londres, violencia callejera inclusive. En ese cuadro, Luiz Inácio da Silva pidió cordura a los líderes. Pero Lula no se quedó en eso y, plegándose a China, sugirió que es hora de que el dólar deje de ser referencia única.