Blanquear el PBI complicará el financiamiento

El anuncio de que la economía se habría expandido 3,02% en 2013 constituye otro sinceramiento de las estadísticas públicas, exceptuaría del desembolso de unos US$3.500 millones de cupones atados al PBI, pero complicaría la búsqueda de financiamiento.

1 abril, 2014

De acuerdo con las nuevas estimaciones oficiales publicadas ayer por la tarde por el INDEC, la economía se habría expandido 3,02% en 2013.

 

Este guarismo significa una importante corrección de las cifras oficiales, dado que hasta el tercer trimestre del año se informaba un crecimiento interanual de 5,7% en las estadísticas de cuentas nacionales, mientras que el Estimador Mensual de Actividad Económica arrojó una expansión de la actividad de 4,9% para todo el año pasado, señala en su análisis el director de abeceb.com, Dante Sica.

Estos nuevos datos del organismo oficial de estadísticas para 2013 coinciden con nuestras estimaciones de crecimiento.

 

De acuerdo con nuestros cálculos –con base en 1993, como la estimación previa del INDEC-, la economía mostró una expansión de 3,0%, luego de avanzar 0,9% durante 2012.

 

El crecimiento de 2013 estuvo explicado principalmente por una buena cosecha agrícola y por el repunte del mercado automotor en el primer semestre del año, a lo que se sumó una aceleración del gasto público en un contexto electoral.

Ahora bien, la pregunta obligada es: ¿cuál es la repercusión de este anuncio del crecimiento para 2013?

 

Por un lado, con este registro (surgido de una metodología avalada por el FMI, un dato que no hay que dejar de tener en cuenta a la hora de analizar justamente los efectos) el gobierno se verá exceptuado de desembolsar alrededor de US$3.500 millones de cupones atados al PIB a fin de año -en realidad, US$2.000 millones en la divisa norteamericana y el resto en pesos-, cuyo pago se gatilla a partir de una expansión de 3,22%.

 

La otra “buena noticia” es que, al parecer, el gobierno parece estar dispuesto a sincerar las verdaderas estadísticas de la economía argentina, un reclamo de larga data y generalizado.

Pero hasta aquí llegan las consecuencias –a priori- positivas. Es que este cambio necesario hacia un INDEC creíble puede ser leído por el mercado como mero oportunismo, debido a estas consecuencias favorables para el Tesoro.

 

Y ¿por qué no sería leído de esa manera cuando la medida viene de un gobierno que tiene mala reputación en esta materia, entre otras?

 

Si esto es así, lo que haría este anuncio es complicar la estrategia oficial para conseguir financiamiento externo, una de las principales esperanzas de las autoridades para demorar o suavizar el ajuste en marcha y llegar lo mejor parados posible a 2015.

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