Se supone que la gente se vuelve más conservadora a medida que madura. El joven soñador se vuelve pragmático hacia la mitad de su vida y se asienta en la reacción en sus últimos años. Una de las curiosidades de la historia de Joe Biden es que desafía este patrón. Es el candidato más progresista para la Casa Blanca desde los años 80, editorializa el diario británico Financial Times. Y lo demuestra su programa económico. En su presidencia gastaría más de US$ 2 billones (2 millones de millones) en combatir el cambio climático. Esa cantidad, que duplica lo que invertiría en estimular la economía, no solo financiaría investigación en energías limpias sino que además actualizaría la estructura física de Estados Unidos.
También habría más financiamiento federal para escuelas en áreas pobres, para la compra de la primera vivienda y para algunos destinatarios de Seguridad Social. En salud propone Medicare para todos y ampliaría las reformas de Barack Obama, de quien fue vicepresidente. Según Moody’s Analytics, sus planes indican un gasto adicional para el gobierno de US$ 7.300 billones (millones de millones). NI Obama ni Bill Clinton fueron tan ambiciosos.
También llama la atención su disposición a aplicar impuestos. No se advierten en él las evasivas de la era Clinton, cuando los demócratas procuraban sacarse de encima la reputación de ser un partido anti éxito. Biden dice claramente que va a elevar la tasa marginal máxima para las empresas y revocar los recortes impositivos de Trump a personas con ingresos anuales superiores a los US$ 400.000. En total, más de la mitad de sus propuestas de gastos estarán financiadas por los impuestos.
A pesar de la insistencia de Trump, esta no es la amenaza roja que golpea a las puertas del sector privado, dice el editorial. A menos que los demócratas consigan la mayoría en el Senado en las próximas elecciones, casi todos esos planes son irrelevantes. Pero aunque lo logren, algunos senadores demócratas representan a estados conservadores y podrían no votar a favor.
Lo que la Bidenomics representa es una reafirmación general del gobierno en todo el mundo democrático. Aun antes de la llegada del coronavirus el gobierno conservador británico prescindió del Thatcherismo para favorecer una estrategia industrial. El presidente francés Emmanuel Macron aplica en su país reformas de la teoría de la oferta pero también una línea proteccionistas a nivel Unión Europea. Ahora que en la mayoría de los países los estados protegen a sus economías del sacudón de la pandemia, el ámbito público no se veía con tanta importancia. El giro de la economía más grande del mundo hacia manos suavemente social demócratas confirmaría la tendencia. Con la Bidenomics, las empresas no van a estar tan cómodas como con Trump, pero la gran mayoría del pueblo norteamericano va a respirar con más tranquilidad. El estado va a tener más injerencia, pero no con intenciones de abolir el mercado sino para asegurar que cuente con el apoyo del pueblo.