Recientes expresiones del jefe de gobierno italiano han desatado otra tempestad en Europa occidental y, ahora también, Israel. Hablando con el semanario (¡británico!) “The Spectator”, Berlusconi rechazó cualquier parangón entre las dictaduras de Benito Mussolini y Saddam Hussein.
“El Duce jamás hizo liquidar opositores. A lo sumo, los mandaba de vacaciones a zonas fronterizas”, sostuvo el máximo dueño de medios en su propio país. Las repercusiones fueron demoledoras.
“Me siento muy dolorido”, dijo Amos Luzzatto, presidente de la antigua colectividad judía en la península, actitud compartida por rabinos israelíes, alemanes, franceses, ingleses y norteamericanos. Entretanto, el Olivo –la coalición opositora- ha exigido que Berlusconi “dé cuenta al Parlamento de tan vergonzosas e inauditas expresiones”.
Sus propios aliados de derecha trataban de tomar distancia, en tanto el resto de espectro recordaba a Enrico Matteotti, Antonio Gramsci y otras víctimas del fascismo entre 1924 y 1944. Especialmente, judíos. “Nunca ha defendido a Mussolini. Sólo he rechazado como patriota comparaciones con Saddam”, salió a explicar el primer ministro.
Recientes expresiones del jefe de gobierno italiano han desatado otra tempestad en Europa occidental y, ahora también, Israel. Hablando con el semanario (¡británico!) “The Spectator”, Berlusconi rechazó cualquier parangón entre las dictaduras de Benito Mussolini y Saddam Hussein.
“El Duce jamás hizo liquidar opositores. A lo sumo, los mandaba de vacaciones a zonas fronterizas”, sostuvo el máximo dueño de medios en su propio país. Las repercusiones fueron demoledoras.
“Me siento muy dolorido”, dijo Amos Luzzatto, presidente de la antigua colectividad judía en la península, actitud compartida por rabinos israelíes, alemanes, franceses, ingleses y norteamericanos. Entretanto, el Olivo –la coalición opositora- ha exigido que Berlusconi “dé cuenta al Parlamento de tan vergonzosas e inauditas expresiones”.
Sus propios aliados de derecha trataban de tomar distancia, en tanto el resto de espectro recordaba a Enrico Matteotti, Antonio Gramsci y otras víctimas del fascismo entre 1924 y 1944. Especialmente, judíos. “Nunca ha defendido a Mussolini. Sólo he rechazado como patriota comparaciones con Saddam”, salió a explicar el primer ministro.