<p>Para peor, Silvio Berlusconi no tuvo mejor idea que vincular al senador Nicola di Girolamo –presunto nexo entre el asunto Telecom Sparkle y la ‘ndranghetta calabresa- con el propio Fini y su AN. “El terrible mal de Italia, la peor patología, es la politización de la magistratura, una lacra para la democracia peor que la corrupción y el delito organizado”.<br />
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Disertando en un acto político, el Cavaliere aclaró que “no todos los jueces son talibán”. Pero olvidó que sólo una inmunidad “a medida”, vía la ley Alfano, lo mantiene fuera de la cárcel por abuso de poder y corrupción. La posible renuncia de di Girolamo a la banca es, por cierto, un problema para la imagen de Berlusconi.<br />
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Por supuesto, el caso salpica al propio senado italiano. Trece meses de silencio cómplice, omertà, echan una sombra sobre el poder legislativo, donde se conocían desde enero de 2009 las maniobras –empezando por el lavado internacional de fondos- hoy bajo la luz pública. El ataque del primer ministro a los jueces simplemente liga esta causa con las que afectan al jefe de gobierno.<br />
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En realidad, Berlusconi viene manifestando desde diciembre creciente irritación ante cualquier crítica a su inmunidad, pero son los magistrados quienes lo sacan de las casillas con mayor frecuencia. Días atrás, salta el caso di Girolamo y el tema inmunidades vuelve a primer plano. Por supuesto, el senador carece de ella ante de sus pares y, si renuncia, ya nada se interpondrá entre él y la justicia.</p>
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Berlusconi descalifica a la justicia y le piden prudencia
Aludiendo al escándalo telefónico y a sus propias causas pendientes, el primer ministro descalifica al poder judicial. A su vez, la asociación de magistrados y Gianfranco Fini, su socio de Alianza Nazionale, le sugieren morigerar el lenguaje.