<p>Por supuesto, no caben dudas ni reticencias: en el lapso abril-junio, el PBI anualizado cedió a 2,4% respecto del 3,7% marcado en enero-marzo. Lo peor es que el síntoma encaja con otras señales de que la recuperación afloja en Estados Unidos.<br />
<br />
No obstante, los detalles ocultan una serie de misterios estadísticos sobre a qué ritmo es posible expandirse o cuán débil es la economía en esta fase. También es preciso que autoridades y técnicos averigüen exactamente en qué anduvieron el público y sus gastos, consumo inclusive. Bernanke nunca se llevó bien con esas variables.<br />
<br />
Para varios analistas, los números más interesantes no hacen al segundo trimestre, cuyas cifras fueron, a la sazón, revisadas en período similares de 2007 a 2009. En los cuatro casos, la recesión resultaba más marcada de cuanto se suponía antes de cada retoque. Solamente, el I trimestre de este año ya sugiere ulteriores revisiones por encima de 1% (margen en 2009).<br />
<br />
Hay dos maneras de interpretar los retoques. Una, que la capacidad instalada se halla más por debajo de ser usada en pleno, un argumento que favorece a la RF. La otra es que otra capacidad, la de crecer, es inferior a cuanto se pensaba. Varios expertos se inclinan por lo segundo –que deja mal parado a BB-, porque la inflación siguen sin cambios y sugiere que hay menos capacidad de expansión.<br />
</p>
Benjamín Bernanke afronta los misterios del crecimiento
Si el presidente de la Reserva Federal esperaba los datos del segundo trimestre para abandonar su usual veredicto de incierto para la economía real, debe haberse desilusionado. El producto bruto interno, por el contrario, se torna contractivo.