<p>El acuerdo parlamentario del fin de semana inicia la sexta reforma institucional del pequeño reino inventado por Gran Bretaña en 1831. Por ahora, seguirá a cargo del país el gabinete interino –mayormente económico-, cuya gestión mostró, sin querer, que Bélgica puede subsistir sin primer ministro si hay un monarca con la cabeza bien puesta.</p>
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<p>El efecto inmediato es pintoresco: los estudiantes e indignados –tanto flamencos como valones- suspenderán una huelga de sexo, peluquería y papas fritas, plato nacional. El movimiento protestaba de ese modo “contra dirigencias irresponsables”.<br />
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A las cinco de la madrugada, el domingo, ocho partidos dejaron atrás un largo, a veces ridículo callejón sin salida. En los peores momentos, el mismísimo rey llegó a barajar la abdicación. En cuanto a detalles, uno es clave: no habrá escisión entre flamencos y valones, solución que no deseaba la mayoría de los diez millones de belgas.<br />
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Sin embargo, se rediseñarán competencias y financiamientos de ambas comunidades mayores. Vale decir el norte de lengua flamenca (afín al holandés) y el sur de lengua francesa. Casi en el medio, aunque dentro del área flamenca, queda la bilingüe Bruselas.<br />
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Por supuesto, llueven cumplidos y felicitaciones sobre di Rupo, un italiano nacionalizado belga, socialista de habla francesa. En el nuevo esquema, las regiones serán más autónomas en materia de normas urbanas y manejo de presupuestos.<br />
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Sin duda, hubo tres novedades desfavorables que probablemente hayan precipitado los acontecimientos. A saber, la caída de Dexia (cuyo rescate involucra también a Francia y Luxemburgo), la inminente degradación de la deuda (a manos de Moody’s Investors Service) y la tozudez de los ultranacionalistas flamencos. No toleran el principio de acuerdo ni, mucho menos, un italiano francófono en la cúpula política.<br />
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Para equilibrar los tantos, el programa conjunto elimina privilegios lingüísticos y administrativos otorgados a francófonos residentes en el área flamenca de Bruselas. Como sucede en Holanda y Luxemburgo, hay minorías de idioma teutón sobre las fronteras con Alemania.<br />
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El trasfondo social no es ni será fácil. En apenas 30.000 km2 viven seis millones de flamencos y cuatro millones de valones. Ello explica que, por ejemplo, en los tribunales del norte un francófono tenga derecho a un juez de su lengua. Muy bien ¿y el rey? Alberto desciende de la misma casa hanoveriana (Sajonia-Coburgo) que dio a Gran Bretaña la dinastía Hánover, luego Windsor.</p>
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Bélgica: un italiano y una acefalía de 482 días
Elio di Rupo, un socialista naturalizado belga, necesitó el colapso del grupo Dexia para finiquitar de un plumazo la tarea encomendada por el rey Alberto II el 10 de julio de 2010. Habrá nuevo gobierno a fin de mes. Pero el parto no ha sido fácil.












