<p>En síntesis, Washington marchará a Gyeongju, Surcorea, en pos de una alianza en Asia oriental y meridional. Con ese objeto, Obama –llegará a Seúl tras las dudosas elecciones de medio mandato, martes 2- espera que India eleve su perfil político y económico, como contrapeso a China. Entretanto, crece el malestar norteamericano ante la hegemonía y el activismo de Beijing.</p>
<p>La actitud china, por supuesto, se manifiesta en la intransigencia cambiaria y la reticencia a discutir estrategias comunes para ir reduciendo gradualmente los desequilibrios comerciales entre ambos países. Pero, en esta ocasión, las señales rojas datas de algo más de un mes, cuando se haber bloqueado con diversos pretextos el envío de minerales raros a Japón. Justo en plena crisis por el abordaje de un barco en aguas disputadas.</p>
<p>Poco después, China extendió la veda a la exportación de esos insumos a EE.UU. Hasta entonces convencida de poder instalar –más allá de rispideces e intereses divergentes- un diálogo pragmático, hoy la Casa Blanca vive una fase de frustraciones. A juicio de Obama, la bilateralidad no da resultados y el tono entre ambas partes va tiñéndose de nacionalismo. En realidad, según señala en el New York Times un asesor presidencial, Jeffrey Bader, “esto sucede desde la crisis sistémica de 2008/09. Dado que el fenómeno golpeó poco en oriente, pero no amaina del todo en occidente, Beijing cree llegada la hora de actuar como superpotencia”.</p>
<p>Sea como fuere, la cumbre correr peligro de sufrir una suerte peor a la de junio, China parece dispuesta a forzar los tiempos en materia de desarrollo, exportaciones inclusive, sin prestar mucha atención a desequilibrios cambiarios. La carta india, por otro lado, parece menos viable que otra idea de Obama: una coalición de aliados europeos y emergentes para presionar a Beijing.</p>
<p>Por de pronto, algo similar intentó Timothy Geithner, secretario de hacienda, en la reciente reunión del g-7 (de suyo, un anacronismo). Washington no obtuvo resultados con una propuesta parecida: un esquema de revaluaciones centrado en el yüan y devaluaciones paralelas del dólar, el euro y el yen.</p>
<p>En esta fase, “aparece el factor India, invitada días atrás a adoptar papel más activo en la contención de China”, reveló el Financial Times. Desde un ángulo totalmente distinto, señala igual fuente, EE.UU., “no descarta compromisos militares más claros en el Pacífico norte, como le plantean en secreto Japón, Surcorea, Taiwán, Singapur y, aunque parezca mentira, Vietnam. Su inclusión en esos contactos tiene un fin obvio: evitar que el Pacífico sea un lago chino”. <br />
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Barack Obama, el grupo de los 20 y cómo contener a China
Ya sin ilusiones sobre un gigante cada día más áspero en sus tratos con Estados Unidos, al cual ve como poder declinante, el presidente proyecta usar la cumbre del G-20 (12 y 13 de noviembre) como relanzamiento geopolítico en la región. No será fácil.