Juan Pablo Ronderos, gerente de Desarrollo de Negocios de abeceb.com, sostiene que fueron las decisiones del gobierno las que determinaron el escenario actual de escasez de divisas, en un marco de términos del intercambio inéditamente altos para la región en general.
Subrayó en una entrevista que este shock positivo, que no se supo o quiso administrar, nos llevó a repetir la misma historia en materia de resultados: alta inflación y nuevo choque contra la restricción externa.
Además, agregó que para lograr que los capitales vuelvan a Argentina es necesario equilibrar la macroeconomía y mostrar un sendero con certidumbre para los próximos años.
¿Por qué cae el superávit comercial y qué consecuencias tendrá?
-En abeceb.com esperamos una caída del superávit comercial en 2015 de alrededor de 30%, alcanzando unos US$ 4.500 millones, frente a los US$ 6.686 millones del año pasado (una cifra que está en duda incluso cuando uno compara diferentes fuentes del mismo INDEC).
Este superávit comercial, principal fuente de divisas para Argentina en los últimos años, representaría apenas 40% de las divisas que se irían por las ventanillas del dólar ahorro, por US$ 5.000 millones aproximadamente (en los primeros meses ya se fueron 3,6 veces más divisas que en el mismo período de 2014); y del turismo, por otros US$ 6.000 millones.
La caída del excedente externo está relacionada con un nuevo descenso de las exportaciones, explicado por múltiples factores como reducción de la demanda de nuestros productos (en especial Brasil y en menor medida, China), disminución de precios, pérdida de competitividad y retención de granos. Incluso el menor saldo comercial favorable se da en un marco de contracción de las importaciones de energía y combustible del orden del 30%.
La baja del superávit comercial es una mala noticia para el gobierno en un año electoral en el que se administra el día a día persiguiendo dos objetivos contrapuestos como sostener el nivel de actividad económica (para lo que necesita permitir el ingreso de importaciones) y mantener la “sensación” de estabilidad nominal (con acumulación de reservas y abriendo la ventanilla de dólar ahorro para bajar la brecha entre tipo de cambio oficial y blue). Es por esta razón que han buscado fuentes alternativas, como han sido los swaps con China y la colocación de títulos públicos.
Pero, si bien estos dólares ayudan a descomprimir la compensación entre los dos objetivos, no alcanzarán para impulsar la economía, que seguirá estancada, con algunos indicadores en terreno levemente positivo pero muchos otros se mantendrán negativos.
¿Coincidís con el diagnóstico oficial de que el problema económico de fondo no es la inflación sino la restricción externa, que no ha permitido cambiar la estructura industrial, muy dependiente de insumos en dólares?
-No hay que detenerse en las consecuencias, como la inflación y la restricción externa, sino en las medidas de política económica que las han generado. Las decisiones del gobierno determinaron este escenario, incluso en un marco de términos del intercambio inéditamente altos para la región en general. Se trata de un shock positivo que no se supo o quiso administrar, y que nos llevó a repetir la misma historia en materia de resultados: alta inflación y nuevo choque contra la restricción externa.
En lo que refiere a la industria en particular, este gobierno no ha tenido en sus 12 años una política estratégica, sino medidas aisladas y buenas intenciones. Por lo que no sorprende que no se haya podido cambiar la estructura industrial. Está claro que seguir pensando en un modelo de sustitución de importaciones atrasa varias décadas. En el futuro, habrá que diseñar e implementar una política industrial moderna que tenga en cuenta las oportunidades que se abren para Argentina alrededor de su disponibilidad de recursos primarios y que se concentre en la innovación como modelo de competencia en un mundo cada vez más complejo y competitivo.
Los capitales
¿Es posible recuperar la confianza local con una estrategia no aperturista?
-Para lograr que los capitales vuelvan a Argentina es necesario equilibrar la macroeconomía y mostrar un sendero con certidumbre para los próximos años. Es condición necesaria tanto para el ingreso de las divisas en manos de argentinos como para la entrada de inversiones extranjeras.
La única diferencia entre ambos tenedores de activos externos es que los argentinos reaccionan más rápido a las señales de mejora del escenario, por una cuestión de ejercicio aprendido y de conocer mejor el terreno donde trabajan, producen y hacen negocios día a día. Mientras que gran parte de los inversores externos esperan tener más certezas.
La buena noticia en este sentido es que los activos externos en manos de argentinos son significativos. Por lo que de hacer las correcciones necesarias, la próxima administración podría conseguir una entrada de divisas rápidamente.
No obstante, si no se dan señales de balanceo de la macroeconomía, será imposible pensar en convencer a los argentinos y también a los capitales extranjeros.
A partir de 2016, ¿cómo deberían recuperarse la competitividad y los mercados perdidos?
-Hoy el debate está muy centrado en el atraso cambiario y en la necesidad de recuperar parte de la competitividad a través de un aumento en el tipo de cambio real. Si bien esto es un factor importante, no debe ocultar la necesidad de analizar una estrategia de mediano y largo plazo donde la competitividad estructural esté en el centro de la escena, donde sean centrales temas como los costos de logística, el sistema tributario o las dificultades que enfrentan las empresas para llevar adelante sus negocios en el día a día.