“Creo que puede lograrse un acuerdo a pesar del poco tiempo que tenemos entre hoy y Bali”, aseguró Azevêdo, quien pese a poner reparos sobre la “certeza” del acuerdo, se comprometió a “hacer todo lo que pueda” para alcanzarlo. Tiene sólo tres meses por delante.
Su primera actividad oficial en el cargo será entre el 5 y el 7 de septiembre durante la Cumbre del G-20, en San Petersburgo (Rusia).
Dos días después de finalizado ese encuentro, dará su conferencia inaugural ante el Consejo General de la OMC en Ginebra, el 9 de septiembre.
El brasileño afrontará su primer desafío importante en el cargo a comienzos de diciembre, cuando se desarrolle en Bali (Indonesia) la Conferencia Ministerial entre los 159 miembros de la organización con la expectativa puesta en avanzar en “el facilitamiento de los procedimientos aduaneros” a nivel global y el abordaje de “temas agrícolas”, según declaró en su mensaje de bienvenida.
Tras ocho años del francés Pascal Lamy al frente del organismo, Azevedo se convirtió así en el sexto director general de la OMC, y tendrá a su cargo la reanudación de las negociaciones de la Ronda de Desarrollo de Doha, estancadas por el desacuerdo entre países desarrollados y emergentes en torno a cuestiones como los subsidios agrícolas y las barreras comerciales.
En su primer mensaje como director del organismo, Azevêdo reconoció que “las tensiones económicas de los últimos años han contribuido sin duda a las dificultades que hemos tenido como foro de negociación”, incluido el impasse de la Ronda de Doha desde el comienzo de la crisis en 2008.
Para el nuevo director de la OMC, la parálisis ha sido “una importante fuente de frustración entre los negociadores y ha conducido a algunos gobiernos a explorar otros caminos para abrir el comercio y desarrollar nuevas reglas”.
Así, las prioridades de Azevêdo se orientan a fortalecer el rol del organismo en momentos en los que se multiplican los acuerdos bilaterales entre países, como las conversaciones entre EE.UU. y la Unión Europea para acordar un tratado de libre comercio que podría convertirse en el bloque comercial más grande del mundo.
“Los gobiernos tienen opciones de negociación regionales o bilaterales, pero no he escuchado nunca a un negociador de ningún país decir que estas opciones son preferibles a un acuerdo global a través de la OMC”, enfatizó Azevêdo.