El artículo arranca indicando que buena parte de lo que el Gobierno argentino le negó a Repsol durante meses ahora se lo ofrece a la industria petrolera. Y sobre todo, a Chevron, la multinacional estadounidense con la que el Gobierno firmará esta semana un acuerdo para explotar los yacimientos de gas no convencional de Vaca Muerta.
Se prevé que Chevron desembolse unos 1.500 millones de dólares para iniciar la explotación de los campos que en su día descubrió Repsol, señala el matutino español.
Tras describir que el Boletín Oficial publicó ayer que las empresas que presenten proyectos de explotación a partir de 1.000 millones de dólares podrán acogerse a una serie de beneficios y que a partir del quinto año de la ejecución de sus proyectos los beneficiarios podrán comercializar en el mercado externo el 20% de su producción sin pagar retenciones, así como que tendrán la libre disponibilidad del 100% de las divisas provenientes de la exportación de tales hidrocarburos, la nota recuerda que el gobierno había alegado al expropiar a Repsol el 51% de sus acciones en YPF que Repsol no venía invirtiendo en el país y por eso decayó la producción.
Reproduce la mención que ayer hizo el columnista de La Nación, Carlos Pagni, a cifras oficiales para traer a colación que Chevron ha sido una de las empresas con mayor declive de producción y reservas en Argentina.
“[Cristina Fernández] confiscó las acciones de Repsol cuando el inexperto Axel Kicillof [viceministro de Economía] la convenció de que sólo el sector público podría obtener el petróleo y el gas que las rapaces multinacionales se niegan a suministrar”, ha señalado Pagni dice el matutino.
Agrega otro párrafo del artículo firmado por Pagni: “Al ingresar en YPF, Kicillof denunció que los españoles estaban negociando asociaciones en Vaca Muerta con 15 compañías. Al poco tiempo, carentes de los fondos que demanda esa explotación, los funcionarios convocaron a las mismas 15 empresas. Pero como el Gobierno se apropió de YPF sin poner una moneda, casi todas esas petroleras declinaron la invitación por temor a sanciones judiciales. Moraleja: de los 15 inversores interesados en YPF, quedó sólo Chevron”.
Y finalmente pone de relieve que el actual presidente de YPF, Miguel Galuccio, está obligado a entregarse a esa compañía, disimulando los antecedentes publicados por la Secretaría de Energía.” Los directivos de Chevron sacarán provecho de esa desesperación”, concluye.