Apoyos para superar la crisis

La Argentina recibió nuevos respaldos del exterior, mientras Cavallo volvió a comprometer los esfuerzos del Gobierno para incrementar la recaudación y avanzar en la reforma del Estado.

2 agosto, 2001

(NA). – George Bush, Tony Blair y el Fondo Monetario se sumaron a la lista de respaldos que recibió la Argentina ante la crisis que amenazó durante la jornada con ser terminal, cuando el riesgo país se catapultó por encima de los 1.700 puntos y se verificaron fuertes pérdidas en los activos financieros del país.

Bush abandonó su habitual prescindencia sobre este tema a raíz de los consejos que recibió de funcionarios de su propio gabinete, acerca de que una debacle argentina arrastraría a otras economías de países emergentes.

El mandatario norteamericano expresó su apoyo a las recientes medidas económicas durante una charla telefónica que mantuvo con el presidente Fernando de la Rúa, en Puerto Iguazú, tras reunirse con el primer ministro inglés, Tony Blair, quien también brindó su respaldo al camino económico tomado por el Gobierno.

Ante la presión del gobierno republicano, el Fondo Monetario se reunió de urgencia para tratar en forma exclusiva el caso argentino y anticipó la revisión del programa que podría derivar en el destrabe de importantes desembolsos pactados en el marco del megacanje.

La complejidad del día financiero se intensificó por los magros datos de la recaudación, que cayeron 8,7% en julio, y también por la persistente caída de depósitos y reservas.

Según se dijo, el país puede soportar sin mayores problemas la salida de 25% de los depósitos, aunque ya sufrió la pérdida de 15% desde que comenzó esta nueva y constante turbulencia.

La caída de la recaudación refleja con claridad el parate de la economía y presagia, además, posibles nuevos recortes de salarios públicos si no recupera en agosto el nivel de ingresos.

Además, la deducción lógica es que si la economía no crece no se podrá recaudar más y continuarán las podas salariales, algo que intensificará las protestas sociales.

A los que toman las decisiones de inversión les disgusta tanto que se corten los caminos financieros como las imágenes de piquetes de rutas en distintos puntos de la geografía de un país.

Por este motivo, el ministro Domingo Cavallo volvió a comprometer, en conferencia de prensa, todo el esfuerzo del gobierno para incrementar los ingresos al fisco y al mismo tiempo reducir gastos vía reforma del Estado, una medida largamente esperada por el mercado y la gente común.

Los análisis de la mayoría de los especialistas coincidieron, por supuesto, en que la situación es crítica, pero, a su vez, descartan a la posibilidad de un default o devaluación.

Para ellos, la nueva ola de desconfianza obedece no sólo a las maniobras especulativas de algunos tenedores de bonos, sino también a la presión que ejercen los inversores para que se plasme en realidades el objetivo de déficit cero.

Sucede que el gobierno argentino perdió gran parte de la confianza tras los reiterados incumplimientos de los sucesivos planes de ajuste.

Por lo tanto, los inversores señalaron que esperarán dos o tres semanas para ver si las autoridades argentinas avanzan en el sendero correcto del equilirbio fiscal.

Fue en este nuevo día conflictivo que la Argentina recibió una inusual cantidad de apoyos con claro peso específico, y en los próximos días se sabrá si alcanzaron para apagar el fuego de la crisis.

(NA). – George Bush, Tony Blair y el Fondo Monetario se sumaron a la lista de respaldos que recibió la Argentina ante la crisis que amenazó durante la jornada con ser terminal, cuando el riesgo país se catapultó por encima de los 1.700 puntos y se verificaron fuertes pérdidas en los activos financieros del país.

Bush abandonó su habitual prescindencia sobre este tema a raíz de los consejos que recibió de funcionarios de su propio gabinete, acerca de que una debacle argentina arrastraría a otras economías de países emergentes.

El mandatario norteamericano expresó su apoyo a las recientes medidas económicas durante una charla telefónica que mantuvo con el presidente Fernando de la Rúa, en Puerto Iguazú, tras reunirse con el primer ministro inglés, Tony Blair, quien también brindó su respaldo al camino económico tomado por el Gobierno.

Ante la presión del gobierno republicano, el Fondo Monetario se reunió de urgencia para tratar en forma exclusiva el caso argentino y anticipó la revisión del programa que podría derivar en el destrabe de importantes desembolsos pactados en el marco del megacanje.

La complejidad del día financiero se intensificó por los magros datos de la recaudación, que cayeron 8,7% en julio, y también por la persistente caída de depósitos y reservas.

Según se dijo, el país puede soportar sin mayores problemas la salida de 25% de los depósitos, aunque ya sufrió la pérdida de 15% desde que comenzó esta nueva y constante turbulencia.

La caída de la recaudación refleja con claridad el parate de la economía y presagia, además, posibles nuevos recortes de salarios públicos si no recupera en agosto el nivel de ingresos.

Además, la deducción lógica es que si la economía no crece no se podrá recaudar más y continuarán las podas salariales, algo que intensificará las protestas sociales.

A los que toman las decisiones de inversión les disgusta tanto que se corten los caminos financieros como las imágenes de piquetes de rutas en distintos puntos de la geografía de un país.

Por este motivo, el ministro Domingo Cavallo volvió a comprometer, en conferencia de prensa, todo el esfuerzo del gobierno para incrementar los ingresos al fisco y al mismo tiempo reducir gastos vía reforma del Estado, una medida largamente esperada por el mercado y la gente común.

Los análisis de la mayoría de los especialistas coincidieron, por supuesto, en que la situación es crítica, pero, a su vez, descartan a la posibilidad de un default o devaluación.

Para ellos, la nueva ola de desconfianza obedece no sólo a las maniobras especulativas de algunos tenedores de bonos, sino también a la presión que ejercen los inversores para que se plasme en realidades el objetivo de déficit cero.

Sucede que el gobierno argentino perdió gran parte de la confianza tras los reiterados incumplimientos de los sucesivos planes de ajuste.

Por lo tanto, los inversores señalaron que esperarán dos o tres semanas para ver si las autoridades argentinas avanzan en el sendero correcto del equilirbio fiscal.

Fue en este nuevo día conflictivo que la Argentina recibió una inusual cantidad de apoyos con claro peso específico, y en los próximos días se sabrá si alcanzaron para apagar el fuego de la crisis.

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