<p>Probablemente, sea el momento justo para el proyecto. Días atrás, relata Urí Regev, rabino reformista allegado a Oz, “un grupo de ultraortodoxos hacía frente a la policía en Jerusalem gritándole nazis. Exactamente lo mismo ocurría en Los Ángeles”.<br />
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¿Cuál era el motivo de los fundamentalistas? La “sacrílega” decisión de abrir un estacionamiento en sábado, próximo al muro de los Lamentos. “Amigos –decía Amós Oz-, es hora de formar partido propio para frenar la interminable lucha entre fanatismo y tolerancia”. Por la calle iban palestinos que no atinaban a entender la escena.<br />
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Alrededor del ensayista existe, de hecho, una coalición de escritores, músicos (el argentino Daniel Baremboin es uno) y rabinos, tanto en Israel como en Estados Unidos. “No nos callaremos ni aguantaremos más prepotencia en nombre del culto”, es el lema del nuevo partido, en un país donde abundan más de lo necesario.<br />
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El acrónimo reúne <em>jofesh </em>(libertad), <em>dat</em> (religión) y <em>shivión</em> (igualdad). Al nuevo movimiento adhieren intelectuales como Meirav Mijaelí, ex juez de la corte suprema, Amnón Rubinshtein (lider comunitario norteamericano), numerosos rabinos y pensadores.<br />
Lo curioso es que la proliferación de ultraortodoxos es verdad un problema social y económico. Según el banco central, las inscripciones en escuelas de esa tendencia crecieron 51% en diez años (1999-2008), pero los jóvenes se niegan al servicio militar –porque no son sionistas, vaya ironía- y apenas 35% de los adultos se gana la vida. El resto es subsidiado por el estado… sionista.<br />
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“Estos parásitos debilitan nuestra sociedad. Pretendemos –señala Regev- abolir este régimen y, como en el resto del mundo, que los ortodoxos trabajen”. Otra ironía: la secta se originó en Europa oriental durante el siglo XIV, es típicamente mesiánica y ha generado “herejías” como la de Shabbetái Tsvi en el imperio Otomano o Jakob Frank en los Balcanes.<br />
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Amós Oz, Israel y un nuevo partido contra ultraortodoxos
El escritor liberal acaba de crear Jadush, en realidad acrónimo hebreo de libertad, religión e igualdad. Su propósito es promover todo tipo de diálogo y combatir la intolerancia, especialmente la ritualista.