Amenazas al crecimiento vislumbran el BCE y Paulson

“La crisis global de crédito aumenta riesgo para la expansión de las economías principales” señala un boletín del Banco central europeo. A su vez, Henry Paulson –secretario norteamericano de hacienda- se expresó en términos similares.

14 septiembre, 2007

En realidad, el BCE respondía sobre las recientes turbulencias y sus efectos, a pedido del Grupo de los 7, cuyos ministros económicos o financieros se reúnen en octubre para analizar la situación. Aferrado a ciertas ideas de la Casa Blanca, Paulson admite que Estados Unidos saldrá será perjudicado, aunque sólo en el corto plazo.

También el boletín del BCE trata de esbozar un buen panorama a mediano plazo y lo atribuye al mundo en desarrollo, como si estas economías pudiesen resolver la crisis de malas hipotecas o la iliquidez financiera global. Por cierto, China, India, Brasil o México son grandes, pero su escaso producto bruto por habitante les impide jugar en las ligas mayores.

Quizá recordando eso, el BCE señala: “Los efectos internacionales de las turbulencias han sido hasta ahora limitados. Pero será preciso ver si obligarán a replantear los riesgos financieros globales, la pérdida de confianza pública y sus consecuencias en las economías reales”.

A criterio del finés Erkki Liikanen (junta directiva del BCE), “tomará meses para que los mercados de riesgo vuelvan a la normalidad. La crisis de iliquidez deriva de los propios bancos y su renuencia a prestarse entre sí, inspirada en el colapso inmobiliario norteamericano. Recobrar transparencia –añade- demandará bastante tiempo”.

El encuentro del G 7 será posterior a la asamblea semestral conjunta del FMI y el Banco Mundial. Los titulares de hacienda deberán ofrecer, en ese momento, un detallado informe sobre las crisis en curso y su genesis.

En realidad, el BCE respondía sobre las recientes turbulencias y sus efectos, a pedido del Grupo de los 7, cuyos ministros económicos o financieros se reúnen en octubre para analizar la situación. Aferrado a ciertas ideas de la Casa Blanca, Paulson admite que Estados Unidos saldrá será perjudicado, aunque sólo en el corto plazo.

También el boletín del BCE trata de esbozar un buen panorama a mediano plazo y lo atribuye al mundo en desarrollo, como si estas economías pudiesen resolver la crisis de malas hipotecas o la iliquidez financiera global. Por cierto, China, India, Brasil o México son grandes, pero su escaso producto bruto por habitante les impide jugar en las ligas mayores.

Quizá recordando eso, el BCE señala: “Los efectos internacionales de las turbulencias han sido hasta ahora limitados. Pero será preciso ver si obligarán a replantear los riesgos financieros globales, la pérdida de confianza pública y sus consecuencias en las economías reales”.

A criterio del finés Erkki Liikanen (junta directiva del BCE), “tomará meses para que los mercados de riesgo vuelvan a la normalidad. La crisis de iliquidez deriva de los propios bancos y su renuencia a prestarse entre sí, inspirada en el colapso inmobiliario norteamericano. Recobrar transparencia –añade- demandará bastante tiempo”.

El encuentro del G 7 será posterior a la asamblea semestral conjunta del FMI y el Banco Mundial. Los titulares de hacienda deberán ofrecer, en ese momento, un detallado informe sobre las crisis en curso y su genesis.

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