Alienta la fortaleza del comercio exterior chino

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Fue una buena noticia. Las estadísticas de enero indican que tanto las exportaciones como las importaciones del gigante asiático, muestran solidez y parecen delinear una tendencia que se prolongaría por todo 2013. El resto del mundo aliviado, ya que la locomotora parece estar otra vez en marcha.

La tasa de inflación también ha mejorado: pasó de 2,5% en diciembre, a 2% en enero. Muchos de los analistas internacionales reclaman cautela. Sostienen que buena parte del aumento en el tráfico internacional se debe a las celebraciones del Año Nuevo chino. Mucho trabajo se adelantó para que los feriados no perturben

El caso es que las exportaciones crecieron 25% con relación a igual periodo del último mes del año anterior, la tasa de crecimiento más importante desde abril de 2011.

Por su parte las importaciones aumentaron en 28,8%, más de cuatro veces el tímido aumento de 6% de diciembre pasado.

El superávit comercial alcanzado fue de US$ 29.200 millones, algo menor a los US$ 31.600 millones de diciembre pasado, debido al salto en las importaciones.

Recién a mediados de marzo, cuando se tenga cabal conocimiento de las cifras reales del primer bimestre, surgirá un pronóstico más nítido.

Por ahora hay una modesta recuperación y se advierten señales positivas. Para los estudiosos de la economía local, se está en vías de una recuperación cíclica en el primer semestre. 

Tradicionalmente, el crecimiento de la economía china estaba ligada a las cifras del comercio exterior. El año pasado, por primera vez en décadas, el aumento de la demanda interna pasó a ser el motor impulsor de la economía. Pero las nuevas cifras conocidas hacen suponer que además del consumo interior, gravitará también el resultado del comercio exterior, como era antes lo usual, aunque de forma no tan nítida como antes.

La otra locomotora global, Alemania, atraviesa sus propios problemas. Es cierto que el superávit comercial del año pasado fue de € 188 mil millones, el segundo más importante en 60 años,  pero las cifras de diciembre fueron desalentadoras, reflejando cierta debilidad en el último trimestre de la principal economía europea. Además, toda Europa le reclama que reduzca su superávit externo y estimule la demanda interna, para aliviar la situación de otros países europeos asociados.

Si Alemania, aunque fuera en parte, siguiera esa política, solamente quedaría China como esperanza para revitalizar la economía mundial. Ni Estados Unidos ni Japón tienen la menor posibilidad de hacer un aporte sustantivo en este terreno.

La tasa de crecimiento china para 2012, fue de 7,8%, la más débil en una década. 

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