Algunos temen ataques norteamericanos e israelíes sobre Irán

En general, los operadores bursátiles londinenses no creen que Washington o Tel Aviv bombardeen instalaciones nucleares persas. Pero no lo descartan del todo. Menos duro es el plan difundido por la BBC.

20 febrero, 2007

A criterio de la bolsa londinense, la retórica bélica israelí y el aparato militar que arma Estados Unidos en el golfo Pérsico pueden anticipar acciones directas. En particular, porque muchos dirigentes judíos toman al pie de la letra los discursos del presidente Majmud Ajmadinedyad.

Por el contrario, la presente debilidad de los gobiernos estadounidense e israelí obran contra las posibilidades de guerra. Salvo en el caso personal de George W.Bush y quienes le sugieren atacar y aprovechar una presunta “explosión patriótica” para imponer un sucesor republicano en 2008 (como señalaba Zbigniew Brzezinski ante el senado, a principios de mes).

También resta asidero a la postura bélica la probabilidad de cambios políticos en Tehrán, por presiones de la opinión pública, especialmente si se raciona o se aumenta la nafta. No obstante, el despacho de dos portaviones e infantes de marina al golfo puede representar un escudo bajo el cual los israelíes bombardeen objetivos iraníes, sin correr los riesgos afrontados en Líbano. Pero esta conjunción de hechos llevaría a una crisis general en Levante, provocada por (a) represalias iraníes, (b) daños de largo plazo a su estructura petrolera y (c) nuevos conflictos o agravamiento de los existentes (Irak, Afganistán-Pakistán).

En el plano de los mercados, un ataque conjunto a Irán elevará a más US$ 80 el barril de crudos, impulsará los precios de metales preciosos y críticos e insumos primarios. El dólar se desplomaría junto con los bonos y las acciones, no sólo en Nueva York. Nadie sabe, por otra parte, qué reacciones se producirían en Rusia, China, India y el mundo musulmán.

Por su parte, el informe divulgado por la BBC expone una estrategia de eventuales ataques aéreos sobre instalaciones nucleares iraníes y la infraestructura militar. Obsedido por acabar con el programa atómico a cualquier costo, EE.UU. ha elaborado un plan, pero con una condición “tranquilizadora”: que se confirme si Tehrán tiene armas nucleares, algo que nadie ha supuesto hasta ahora.

Ese factor indica que, posiblemente, esta estrategia no abarque Israel, Si es así, las hipótesis de los operadores bursátiles londinenses resultan mucho más alarmantes que las de Washington. Quizá por sus relaciones con Tel Aviv.

A criterio de la bolsa londinense, la retórica bélica israelí y el aparato militar que arma Estados Unidos en el golfo Pérsico pueden anticipar acciones directas. En particular, porque muchos dirigentes judíos toman al pie de la letra los discursos del presidente Majmud Ajmadinedyad.

Por el contrario, la presente debilidad de los gobiernos estadounidense e israelí obran contra las posibilidades de guerra. Salvo en el caso personal de George W.Bush y quienes le sugieren atacar y aprovechar una presunta “explosión patriótica” para imponer un sucesor republicano en 2008 (como señalaba Zbigniew Brzezinski ante el senado, a principios de mes).

También resta asidero a la postura bélica la probabilidad de cambios políticos en Tehrán, por presiones de la opinión pública, especialmente si se raciona o se aumenta la nafta. No obstante, el despacho de dos portaviones e infantes de marina al golfo puede representar un escudo bajo el cual los israelíes bombardeen objetivos iraníes, sin correr los riesgos afrontados en Líbano. Pero esta conjunción de hechos llevaría a una crisis general en Levante, provocada por (a) represalias iraníes, (b) daños de largo plazo a su estructura petrolera y (c) nuevos conflictos o agravamiento de los existentes (Irak, Afganistán-Pakistán).

En el plano de los mercados, un ataque conjunto a Irán elevará a más US$ 80 el barril de crudos, impulsará los precios de metales preciosos y críticos e insumos primarios. El dólar se desplomaría junto con los bonos y las acciones, no sólo en Nueva York. Nadie sabe, por otra parte, qué reacciones se producirían en Rusia, China, India y el mundo musulmán.

Por su parte, el informe divulgado por la BBC expone una estrategia de eventuales ataques aéreos sobre instalaciones nucleares iraníes y la infraestructura militar. Obsedido por acabar con el programa atómico a cualquier costo, EE.UU. ha elaborado un plan, pero con una condición “tranquilizadora”: que se confirme si Tehrán tiene armas nucleares, algo que nadie ha supuesto hasta ahora.

Ese factor indica que, posiblemente, esta estrategia no abarque Israel, Si es así, las hipótesis de los operadores bursátiles londinenses resultan mucho más alarmantes que las de Washington. Quizá por sus relaciones con Tel Aviv.

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