A tres días apenas de las elecciones generales en Alemania la población se encuentra ante un espectro de resultados posibles. Nunca antes fue tan incierto el clima preelectoral.
Angela Merkel abandona el campo de batalla político y todos los contendientes de esta elección se desviven por captar a la enorme masa de seguidores de la canciller. Su partida, después de 16 años en el poder, descoloca a un sistema que antes era un modelo de estabilidad.
El partido de Merkel – la Unión Demócrata Cristiana (CDU)– no sabe qué hacer ni para dónde ir. Sus rivales, los Socialdemócratas (SDP), llevan una clara ventaja en las encuestas. Pero tanto el SDP como la CDU y su partido hermano en la Bavaria, la Unión Social Cristiana (CSU), se encuentran ante un futuro incierto. El viejo modelo alemán de dos grandes partidos dominantes está siendo reemplazado por algo mucho más fragmentado.
La usina económica europea podría terminar teniendo su primer gobierno de coalición de tres partidos, un resultado que tendría profundas implicancias para la manera de gobernar.
“Por primera vez en la historia alemana de postguerra parecería que el próximo canciller provendrá de un partido que gana mucho menos que un tercio de los votos, dijo Christian Linder, líder de los Demócratas Libres. “Eso significa que finalmente Alemania se une a las filas de la corriente dominante en Europa”.
Cierto, porque Alemania fue durante muchos años la gran excepción de Europa. En otros países los partidos tradicionales como la Democracia Cristiana italiana o los socialistas franceses han sido desplazados, pero en Alemania el SDP/CSU y el SPD han sido durante décadas los ejes del sistema de partidos. El país era famoso y envidiado por su cohesión y por el prolongado ejercicio de sus cancilleres. Konrad Adenauer, quien gobernó desde 1949 hasta 1963 y Helmut Kohl y Merkel, quienes gobernaron 16 años cada uno.
Pero ahora esos pilares de la política sufren el creciente embate de fuerzas como los ambientalistas verdes de la izquierda y los nacionalistas Alternativa para Alemania de la derecha.
Las encuestas sugieren que el próximo gobierno será el producto de un acuerdo entre tres partidos. Por lo demás, nada es seguro.
