Al-Qaeda busca llevar la guerra afgana a Pakistán e India

Detrás del “gran ataque” talibán anunciado para estos días hay una estrategia trazada por gente de Bin Laden desde Baluchistán. Las dos bombas que destruyeron el “tren de la paz” forman parte del nuevo plan.

6 marzo, 2007

El 18 de febrero, el atentado en territorio indio mató setenta personas y dejó treinta heridos. Ese tren parte de Cachemira (área ocupada por Delhi desde 1947), pasa por Jammu –la zona pakistaní y alcanza la capital Islamabad. Es un esfuerzo binacional para mantener la paz de la región.

La nueva estrategia al-Qa’eda-talibán apunta al dictador Pervez Mushashaf, aliado incondicional de Estados Unidos y beneficiario de US$ 15.000 millones anuales remitidos desde Washington. Consolidar las relaciones con India es uno de los objetos desemejante regalo a un régimen bastante corrupto. Pero lo esencial es frenar las guerrillas en la frontera afgana, echándolas de Baluchistán, Wadsiristán (santuario de Osama bil Laden) y otras área de Pakistán.

Por el contrario, los nuevos socios de al-Qa’eda, los separatistas cashmiríes que operan en territorio indio, han intervenido simultáneamente contra Islamabad y Delhi. Sus actividades inquietan a China, que ocupa desde 1965 una estrecha faja de Ladaj, reivindicada desde hace siglos, justo en el extremo noreste de Cachemira.

La creciente debilidad del gobierno afgano (controla poco fuera de Kabul o algunas ciudades del norte y el noroeste) es un factor clave. Junto con sus aliados talibán, al-Qa’eda ha iniciado un movimiento de pinzas, con epicentro en Wadsiristán norte, que va de Kandahaar (sudoeste afgano) a la Cachemira hindú, con actividad en Baluchistán (oeste pakistaní), ambos Wadsiristán y Jammu. Amén de Kabul, esta alianza amenaza a Islambad, capital de Musharraf, Lahur –sobre la frontera con Cachemira misma)y Srnagar, capital de esta provincia india.

En esa loca geografía, poco pueden hacer EE.UU. y sus aliados en Afganistán (Gran Bretaña e Italia, en particular). Como lo saben los rusos, cuya ocupación fracasó en los años 70 y 80, se trata de un país casi inexpugnable. Durante el siglo XIX, los imperios ruso y británico fueron absorbiendo todo cuanto podían en Asia central e India. Moscú conquistó los janatos al norte de Afganistàn, mientras Londres emprendía tres guerras contra el emiratos de Kabul, desde base en Irán, Baluchistán y Cachemira.

En 1895 los ingleses se retiraron al sur del Pamir y en 1907, pactaron con los rusos un premio consuelo: la división de Persia en dos áreas de influencia. A principios del siglo XXI, Estados Unidos trata de hacer algo que dos potencias limítrofes con Afganistán no consiguieron en tres oportunidades. El nuevo jugador en el tablero, Pakistán, fue inventado en 1947: por los afganos recuerda que dependía de ellos hasta las guerras del siglo XIX.

El 18 de febrero, el atentado en territorio indio mató setenta personas y dejó treinta heridos. Ese tren parte de Cachemira (área ocupada por Delhi desde 1947), pasa por Jammu –la zona pakistaní y alcanza la capital Islamabad. Es un esfuerzo binacional para mantener la paz de la región.

La nueva estrategia al-Qa’eda-talibán apunta al dictador Pervez Mushashaf, aliado incondicional de Estados Unidos y beneficiario de US$ 15.000 millones anuales remitidos desde Washington. Consolidar las relaciones con India es uno de los objetos desemejante regalo a un régimen bastante corrupto. Pero lo esencial es frenar las guerrillas en la frontera afgana, echándolas de Baluchistán, Wadsiristán (santuario de Osama bil Laden) y otras área de Pakistán.

Por el contrario, los nuevos socios de al-Qa’eda, los separatistas cashmiríes que operan en territorio indio, han intervenido simultáneamente contra Islamabad y Delhi. Sus actividades inquietan a China, que ocupa desde 1965 una estrecha faja de Ladaj, reivindicada desde hace siglos, justo en el extremo noreste de Cachemira.

La creciente debilidad del gobierno afgano (controla poco fuera de Kabul o algunas ciudades del norte y el noroeste) es un factor clave. Junto con sus aliados talibán, al-Qa’eda ha iniciado un movimiento de pinzas, con epicentro en Wadsiristán norte, que va de Kandahaar (sudoeste afgano) a la Cachemira hindú, con actividad en Baluchistán (oeste pakistaní), ambos Wadsiristán y Jammu. Amén de Kabul, esta alianza amenaza a Islambad, capital de Musharraf, Lahur –sobre la frontera con Cachemira misma)y Srnagar, capital de esta provincia india.

En esa loca geografía, poco pueden hacer EE.UU. y sus aliados en Afganistán (Gran Bretaña e Italia, en particular). Como lo saben los rusos, cuya ocupación fracasó en los años 70 y 80, se trata de un país casi inexpugnable. Durante el siglo XIX, los imperios ruso y británico fueron absorbiendo todo cuanto podían en Asia central e India. Moscú conquistó los janatos al norte de Afganistàn, mientras Londres emprendía tres guerras contra el emiratos de Kabul, desde base en Irán, Baluchistán y Cachemira.

En 1895 los ingleses se retiraron al sur del Pamir y en 1907, pactaron con los rusos un premio consuelo: la división de Persia en dos áreas de influencia. A principios del siglo XXI, Estados Unidos trata de hacer algo que dos potencias limítrofes con Afganistán no consiguieron en tres oportunidades. El nuevo jugador en el tablero, Pakistán, fue inventado en 1947: por los afganos recuerda que dependía de ellos hasta las guerras del siglo XIX.

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