Ajedrez árabe: coronas y pseudo repúblicas
En un escenario pleno de ironías, Bashar al-Asad es apenas un caso extremo. Tal vez tenga razón y una renuncia ya mismo siembre la anarquía, no sólo en Siria. Eso explica los guantes de seda que Turquía, Estados Unidos o la Liga Árabe no se sacan.
<p>Este diagnóstico hacen observadores en Londres, El Cairo, Tokio y Beirut. Por su parte, China, Rusia, Brasil e India mantienen un llamativo silencio de radio. Ni siquiera Wikileaks –cuarto sitio del mundo en visitas- abandona una discreción inimaginable otrora en Julian Assange. Entretanto, las revueltas liquidaron al egipcio Hosni Mubarak, cercan al presidente vitalicio de Yemen e impulsan al rey de Marruecos –Mohámmed VI-, por el camino de la reforma.<br />
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En cierto sentido, esta ola revierte el maremoto nacionalista desencadenado, en Egipto, por otro jefe carismático, Gamal Abdel Nasser (1956) y anticipado por el general Mohammed Naghib (1952). Esa explosión de arabismo atravesó varias fases, casi todas cifradas en enfrentamientos con Israel (1948/73).<br />
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Otro factor, en este caso endógeno, fue la división del frente árabe en autocracias laicas –Egipto, Siria, Irak, Argelia, Yemen, Túnez- y monarquías islámicas, como Saudiarabia, Marruecos, Omán, Kuwait, Qatar, Bahrain o la Unión de Emiratos Árabes. Estos cinco son virtuales satélites de Riyadh.<br />
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Solitario, Líbano trató de mantener una democracia laica hasta que, en 1975, las ambiciones sirias e israelíes lo convirtieron en campo de batalla. Recién empezando el siglo XXI, el pequeño país recobró cierto pluralismo étnico y político. Poco después, Siria se precipita en una guerra civil sin salida por hoy visible.<br />
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Nadie está seguro de nada en Levante. Supuesto que Estados Unidos y Saudiarabia logren iniciar el desplazamiento no traumático de Abdullás Alí Saleh, se abrirá un proceso de pacificación, aunque sólo en Yemen. Algunas monarquías –Jordania, Marruecos- ensayan o ensayarán soluciones moderadas. El resto, salvo Irak (un ejercicio de democracia con dos etnias y otras tantas variantes religiosas), parece aferrado a la autocracia sunnita (Saudirabia, emiratos del Golfo, Omán). Quedan dos regímenes laicos autoritarios, Siria y Libia.</p>
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